Desde el miércoles pasado continuan llegando millones de piqueños crustáceos a las playas del OcCidente asturiano, de Tapia al Cabo Peñes. Aunque la playa más afectada es la de Xagó, también están llegando por millones al Aguilar, L.luarca, Tapia de Casariegu, el playón de Bayas y San Xuan de Nieva
Los animales, anfípodos hipéridos, que son muérganismos asemejados a la quisquilla pero dotados de una cabeza mayor, forman ya una capa que alcanza en algunos puntos más de un cm de grosor. Alcanzan vivos la arena, pero al poco mueren deshidratados.
Han sido los ecologistas quienes han dado la voz de alarma en cuanto ha comenzado la invasión, pero a día de ayer la Consejería de Infraestructuras, Agroganadería y recursos autóctonos no había tomado aún medidas y la única recogida de muestras de la que se tiene conocimiento era la hecha a motu propio por el personal de Cepesma (Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Litorales) que han recogido muestras en algunas zonas, gracias a quienes han podido descartar la muerte por contaminación química. Sencillamente, han declarado desde el organismo, los animales no son capaces de volver al agua una vez que la marea los deposita en la arena.
Aparte de las descomunales concentraciones en la arena, hay una marea de ellos aún vivos y en el agua, avanzando rumbo a Galicia. Aunque la presencia de estos anfípodos no tiene porque tener ningún impacto negativo en el ecosistema asturiano, evidencian la existencia de un problema: parece ser que ha sido la alteración térmica de las corrientes litorales lo que ocasionó este suceso, que ya se viene produciendo en los últimos años en la costa asturiana – aunque en proporciones muchísimo menores – sin que se le haya dado mayor importancia.
Nuria Prendes
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