La especulación urbanística se lleva una de las zonas verdes más utilizadas por los vecinos de la zona Oeste de Xixón, en una ciudad con 17.000 viviendas vacías
Las emblemáticas palmeras de L’Arbeyal ya no miran hacia el mar: las han arrancado para dar inicio a unas obras que ni los vecinos quieren ni son necesarias. Continuando con la labor de urbanización de la zona, que ya se ha llevado por delante algunas naves industriales en funcionamiento, dejando decenas de trabajadores en la calle y cerrando empresas, el plan sigue adelante sin que la oposición de los vecinos cuente.
El descontrol urbanístico de Xixón, una ciudad que pierde población anualmente y que tiene vacías el 13% de sus 147.149 viviendas, tiene puesta la mirada en los barrios del Oeste, tradicionalmente obreros pero que ven amenazada su forma de vida por la invasión de un nuevo urbanismo vinculado a clases más altas. Ejemplo de ello son los son nuevos edificios de alto standing en L’Arbeyal, la sustitución del parque por una zona pavimentada, planes para la construción de una torre de 14 pisos en el Cerilleru (Horizon) y la entrada en el barrio de nuevas cadenas de comida rápida
No es tan solo una cuestión de pérdida de espacios comunes y de daño estético: los vecinos temen que se de en Xixón un proceso de «xentrificación», fenómeno conocido en ciudades grandes como Madrid o Barcelona, es decir, les preocupa que el desarrollo de construcciones vinculadas a estilos de vida de mayor poder adquisitivo generen a medio plazo un incremento de los precios en el barrio (viviendas y suministros) inasumible para muchos.
Llucía F. Marqués
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