El estudio, con datos de la Encuesta de Población Activa y de la Encuesta Continua de Hogares aporta cifras sobre emancipación y la dificultad para ella: más del 80% de la juventud asturiana -entre 16 y 29 años- vive en casa con la familia, incluso los afortunados que pertenecen a ese privilegiado 60% que tienen un empleo
Las estimaciones económicas apuntan a que el porcentaje adecuado de ingresos dedicados a vivienda -gastos incluidos- que permite independizarse está en el 30%. Si comparamos el sueldo neto de los trabajadores de entre 16 y 29 años con los precios medios de la vivienda en alquiler nos encontramos con que un joven en ese margen de edad debería dedicar más del 56% de su ingresos a tener un lugar en que vivir -sin incluir otros gastos vinculados a la vivienda, como comunidad o luz-. Subiendo el rango de edad a aquellos que tienen entre 30 y 34 años, el porcentaje de salario dedicado a alquiler ronda el 50%.
A ello hay que sumar los 50.000 menores de 29 años que no tienen trabajo y la alta tasa de temporalidad de los contratos, que dificulta más aún la decisión de marchar de la casa familiar. Con estos datos sobre la mesa las cifras de despoblación y la baja tasa de natalidad parecenn una consecuencia directa de la imposibilidad de vivir por si mismos para la población asturiana en la mejor edad para crear familias.
Llucía F. Marqués
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