A pesar de la invasión de velutina, la cosecha de miel de este año ha sido excelente, superando los 70.000 kilos
Ayer la Directora General de Desarrollo Rural, Begoña López, informaba a los apicultores de que esperaba alcanzar IGP para la miel asturiana en el próximo año. No es la primera vez que se les hace esta promesa (en Mayo auguraban tres meses máximos de espera), pero esperan que de esta la sea buena.
La consecución de la IGP, en principio una buena noticia para los apicultores, no viene exenta de polémica, ya que por una parte es rechazada por los piqueños productores, porque implicaría que quien no pueda pagar el coste de entrar en la IGP no podrá incluir ninguna referencia a Asturies en su miel, por mucho que sea asturiana y por otro lado, el sindicato agrario COAG rechaza el documento base presentado por el “Principado” por incompleto y falto de rigor, añadiendo que «no incrementa la garantía, la información y la transparencia a las que el consumidor de miel asturiana tiene derecho».
La Indicación Geográfica Protegida protege y designa a los alimentos que tienen características específicas atribuibles a su origen geográfico. Aunque esta denominación permite que parte de las fases por las que el producto pasa antes de llegar al consumidor no se desarrollen en el lugar de origen -eso es lo que diferencia una IGP de una DOP- al ser la miel un producto que se consume generalmente sin procesar, la indicación IGP representaría su reconocimiento como un producto 100% producido y elaborado en Asturies, con las características peculiares que la flora asturiana aporta a la miel del país.
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