El incremento de precios viene a agravar la situación de las decenas de miles de asturianos que han visto de repente caer o desaparecer completamente sus ingresos, con lo que el poder adquisitivo de la población cae en picado
El Gobierno de España sigue negando el salvaje incremento de precios, pero los supermercados lo reconocen y cualquiera que haga la compra lo sabe: los cítricos casi duplican su precio anterior, las verduras frescas cuestan alrededor de un 25% más que antes del cierre y las carnes más asequibles ya no lo son tanto.
El incremento más alto corresponde al de las mandarinas en marzo, un 46% de golpe, pero no para ahí y en abril sigue subiendo. Las asociaciones de consumidores denuncian que esto está siendo nada más el inicio, porque el sector primario ya alerta: la falta de mano de obra y las explotaciones paralizadas por el coronavirus están haciendo perder cosechas, especialmente en las grandes plantaciones de fuera de Asturies, de las que depende buena parte del suministro a supermercados. Al mismo tiempo, la falta de canales adecuados para la venta de los productos propios y el cierre de los mercados dificultan la llegada al consumidor de los productos del país.
Verduras y frutas son las que mayor incremento de precios han registrado, pero la carne también se ha visto afectada: un 6’4% más cara la de cerdo, el 2,5% en en el pollo y 1,8%en el conejo, precisamente las carnes más económicas. Los huevos han subido un 3’5%. En general, los que más han subido han sido los precios de los productos de primera necesidad, de los que también han desaparecido ofertas y promociones ya que, con el consumidor obligado a comprar junto a casa, deja de ser una prioridad atraer clientes. A ello se suma el desabastecimiento que deja vacías las estanterías de determinados productos -los más asequibles- mientras otros de más precio ven acercarse su fecha de caducidad sin ser comprados.
Nuria Prendes
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