Soninké, urdu, bambara, mandinca, wolof, poulaar, chino mandarín o tamazigh son algunos de los 53 idiomas que podrán escoger las asturianas para comunicarse con el servicio de atención telefónica para mujeres víctimas de violencia de género
El Ministerio de Igualdad, con Irene Montero al frente, acaba de difundir los requisitos para la licitación del servicio de atención telefónica 016 para mujeres, ya que el contrato actual expira en junio. Este teléfono atiende a las víctimas de violencia por parte de su pareja o ex-pareja, pero con la renovación de términos atenderá también casos de violencia doméstica, sexual, mutilación genital, matrimonio forzoso, acoso laboral y trata con fines de explotación sexual.
En esos requisitos se tiene en cuenta la dificultad añadida que puede suponer para una víctima tener que expresarse en un idioma que no un es el suyo en medio de una situación tan difícil, por lo que la empresa que quiera optar al contrato debe garantizar la atención en 53 idiomas.
En los pliegos de contratación se especifica que la atención en el 016 estará disponible en español, catalán, gallego, euskera, valenciano, inglés, francés, alemán, portugués, chino mandarín, ruso, árabe, rumano, búlgaro, afgano, albanés, armenio, bereber, bosnio, brasileiro, cantonés, checo, coreano, danés, esloveno, eslovaco, farsi, turco, finés, georgiano, griego, hungaro, holandés, indi, italiano, japonés, lituano, noruego, persa, polaco, serbocroata, Sirio, Tailandés, Taiwanés, ucraniano, soninké, urdu, bambara, mandinca, wolof, poulaar, mandinca y tamazigh. Algunas de estas lenguas se hablen nada más en tribus remotísimas de África o en regiones de la India, con escasamente un millón de hablantes en el mundo y sin presencia confirmada en el país, lo que dificulta extremadamente el encontrar trabajadores que puedan hacer esa labor.
En cambio, las asturfalantes vuelven a ser las grandes olvidadas y tendrán que escoger entre los 53 idiomas disponibles uno que no un sea el suyo. No hay constancia de ninguna reacción, reclamación o protesta de Adrián Barbón al respecto.
Lucía F. Marqués
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