El fin del plazo legal para reclamar la reposición de trabajadores que hubiera salvado los 7 puestos de trabajo y que, por ley, la empresa debería haber solicitado, da por finalizada la huelga de hambre, pero no la lucha
Adrián Serrano Tomé, Eduardo López, Fernán González y Adrián Rey Menéndez entraron el 13 de mayo en las dependencias de EBHI, la empresa de estiba del Puerto de El Musel. Entraron dispuestos a darlo todo, porque lo que estaba en juego no era dinero, era el proyecto de vida de 7 familias que confiaron en el cumplimiento la ley y los acuerdos y que contaban con sus trabajos para vivir. Así lo ha destacado Fernan González, que ayer abandonó la huelga de hambre, después de 37 días y con una pérdida de masa corporal de más del 20%, en vista de que ha finalizado el plazo para que la empresa la reclamara la tasa de reposición que le correspondía.
No han conseguido lo que pretendían con su encierre, pero no se sienten derrotados, salen con la dignidad del que lucha y con la solidaridad de la clase obrera asturiana, que ayer volvió a mostrar su apoyo a las puertas de El Musel. A su salida del puerto Fernán Gonzalez, pese a su precario estado de salud, descendió del coche para, acompañado por los otros huelguistas y los despedidos, ofrecer a los presentes un emotivo discurso en el que se mezclaban a partes iguales, el orgullo de clase y el desprecio por un gobierno al que sus vidas no han importado y por una empresa que alcanzó cotas de miserabilidad inconcebibles, prohibiendo la entrada de médicos, la compañía al último huelguista, las concentraciones de apoyo de los compañeros e incluso, el último día, llegando a cerrar con llave las puertas de los baños.
“Los únicos que han salido derrotados son la miseria humana que queda ahí dentro” ha dicho Fernán, aludiendo no solo a la empresa, sino al gobierno del “Principado”, señalando muy concretamente a Adrián Barbón y a Cofiño como responsables de los despidos.
Las menciones a Adrián Barbón fueron acompañadas de gritos de “sinvergüenza” y “traidor” por parte de la multitud reunida a la puerta de El Musel, y en su discurso Fernán los ha invitado a explicar los negocios sucios que tienen ellos y Autoridad Portuaria en la ampliación del puerto y con la mafia el carbón.
Para acabar, visiblemente emocionado, ha condenado con fuerza la violencia: la de despedir a los compañeros y condenarlos a la miseria “eso si que es violencia y es terrorismo. Eso es lo que importa, los daños materiales no nos importan, tienen precio pero no tienen valor…”
Llucía F. Marqués
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