En las previsiones para el curso que entra la atención a la diversidad no es la prioridad, con lo que la atención a los colegiales con Necesidades Educativas Especiales queda reducida a la mínima expresión
Los alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE) son aquellos que requieren atención específica durante su escolarización para ser capaces a desarrollar todo su potencial. Esta atención especial se deriva de diversos grados y capacidades personales de orden físico, psíquico, cognitivo o sensorial, incluyendo chiquillos con peculiaridades tan diferentes como problemas de audición, altas capacidades, trastornos mentales, dificultades sociales o emocionales, discapacidad física o intelectual, entre otras.
El curso 2020/21, aparte de todas las normas y complicaciones derivadas de la protección de los menores frente al covid, la Consejería de Educación tiene preparada otra medida especial, dedicada a ellos. Este parte del alumnado y sus familias- han sido de las que más ha padecido las consecuencias del confinamiento y de la pérdida de clases presenciales. También son, en bastantes casos, población de riesgo en caso de contagio, por lo que precisan de una atención casi continua.
Por todo ello, desde el inicio del planteamiento del nuevo curso tanto familias como enseñantes llevan pidiendo un especial refuerzo en la plantilla docente encargada de atender su necesidades. Lejos de ello, la decisión tomada «siguiendo las instrucciones recibidas» es bien otra. Las clases de Pedagogía Terapéutica y Atención al Lenguaje se reducirán a lo mínimo posible. No se tendrá en cuenta el criterio pedagógico de cada caso, atendiendo a todos los NEE dos horas a la semana, en caso de PT, y una hora a la semana, en caso de AL, probablemente dividas en sesiones de 15 minutos, independientemente de la diversidad funcional que tengan. Además no se trabajará con los alumnos que no estén específicamente evaluados como NEE, algo que deja de lado a colegiales con dislexias, retrasos de lenguaje o dificultades de aprendizaje.
Para muchas familias, esto equivale a llevar a sus hijos al colegio a «aparcarlos», poniéndolos en peligro sin que reciban la atención que necesitan.
Nuria Prendes
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