Las personas con sensibilidad de izquierda pueden compaginar perfectamente un sentimiento nacional de amor a su nación, con un sentimiento internacional de solidaridad con las demás naciones. Sólo desde la soberanía se tiene capacidad para gestionar esa deseada solidaridad
Fernando Nicolás Velasco
Un espectro elevado de la ciudadanía asturiana muestra con orgullo su impronta internacionalista, particularmente entre aquellos que se consideran de izquierdas. Muchas de estas personas, conciudadanas nuestras, están convencidas que el internacionalismo es sinónimo de generosidad, solidaridad y justicia social y económica entre las personas, sin importar dónde vivan. Y aún no estando del todo equivocadas, se quedan en una apreciación superficial, que no se dirige al verdadero trasfondo del significado del internacionalismo, tal como fue concebido por los primeros pensadores del ideario socialista, el cual, en cualquier casao, debe ser adaptado a las realidades del período histórico y la época actual.
Para poder hablar con propiedad, es obligatorio ponerse en situación y comprender el significado de los términos relacionados con el internacionalismo, así como de él mismo.
El diccionario de la RAE define nacionalismo como un sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y su historia. Una segunda acepción es que se trata de la ideología de un pueblo que aspira a convertirse en estado. Por considerarse nación.
Entonces, se necesita saber que es una nación. De nuevo, acudiendo a la RAE, una nación es el conjunto de habitantes de un país regidos por un mismo gobierno, así como el territorio que habitan. También puede ser el conjunto de personas de un mismo origen, que normalmente hablan el mismo idioma y tienen una tradición común. Salgamos de dudas respecto a lo qué es un país: territorio constituido en estado soberano, o sus habitantes, pero también un territorio que puede constituir una entidad dentro de un estado, debido a sus características culturales y geográficas propias.
La cosa se complica.
Por fin, internacionalismo sería, por una lado la actitud que antepone lo internacional a lo puramente nacional. Por otro, la tendencia socialista que propugna la asociación internacional de los obreros para obtener ciertas reivindicaciones.
Buscando estas palabras en un diccionario de lengua inglesa, como el Collis-COBUILD, no encontramos grandes diferencias, pero sí llama la atención de que esta última definición, la consideración de su cartacter socialista (y comunista) sólo aparece en diccionarios americanos (1).
Si bien los obreros asturianos del primer tercio del sigo XX entendieron perfectamente lo que es, o era, el internacionalismo, la aplicación práctica que hicieron del mismo, no fue del todo acertada. Y su primer y básico fracaso, que muy pocos supieron entender, es que el primer avance de su lucha internacionalista habría sido la liberación de su propia y oprimida nación: Asturies.
“Conjunto de personas de un mismo origen, que normalmente hablan el mismo idioma y tienen una tradición común”. ¿Acaso Asturies no cumple este criterio? Se podría alegar que muchos territorios cumplen este criterio. Es innegable, pero Asturies es uno de ellos. Y las tradiciones de Asturies están muy marcadas y son muy diferentes a las de otros territorios limítrofes. Para otro artículo daria la realidad de la lengua asturiana, viva aún a pesar de todo el maltrato sufrido desde la anexión que el país sufrió por la corona castellana. Maltrato más acusado cuanto más reciente en el tiempo.
Así pues, ¿porqué los obreros asturianos no empezaron por considerarse como nación para, desde ahí iniciar su lucha internacionalista? La respuesta en tan simple de dar como complicado es el fondo de la misma. En aquel momento histórico, eran las clases altas de la sociedad, los que ostentaban el capital, los que inclinaban su ideología hacia el nacionalismo. Esto ocurrió en Catalunya y en Euskadi. En Asturies el poder de los “ricos” no eran tan grande, y la manifestación no pasó de ser un tímido regionalismo. No había realmente un tejido industrial. No había dueños de empresas, “capitalistas” que fundaran un nacionalismo asturiano. Mayormente, la industria estaba en manos de foráneos. La alta burguesía asturiana se conformaba por viejos “hijosdalgo” que debía su escasa fortuna al monarca español. Difícilmente iban a morder su mano.
El movimiento obrero en Asturies se alineó con las tesis de los de las zonas más industrializadas del estado, dónde la oposición al nacionalismo de los “patrones” se constituía en un fuerte internacionalismo. Entendible, pero falto de visión.
Hay que poner sobre la mesa que la Internacional Socialista se posicionó a favor de los movimientos independentistas, manifestando así su caracter antiimperialista. Los obreros asturianos no supieron ver ese otro frente de liberación. A punto estuvieron, durante la revolución de Octubre de 1934, pero faltó un líder que tuviera unos objetivos claros.
Posteriormente, durante la guerra civil española, con la proclamación del Consejo Soberano, se pusieron unos mimbres, pero la rápida derrota, unida a la represión y al desembarco de emigrantes necesitados de trabajo, silenciaron el tono de la propuesta para muy largo tiempo.
Ya en época más reciente, en los territorios dónde se había formado un fuerte nacionalismo “de derechas”, los movimientos obreros entendieron que el internacionalismo no es enemigo del nacionalismo, si no que lo complementa. Pero volvamos aquí a la definición del término. Nacionalismo es un sentimiento fervoroso de pertenencia a una nación y de identificación con su realidad y su historia. No confundir con imperialismo, expansionismo, xenofobia o cualquier otro tipo de actitud que suponga arrogarse prebendas, poderes o derechos extraordinarios. No es negativo ser nacionalista, siempre y cuando eso no anteponga lo nacional a lo internacional.
Las personas con sensibilidad de izquierda pueden compaginar perfectamente un sentimiento nacional de amor a su nación, con un sentimiento internacional de solidaridad con las demás naciones. Sólo desde la soberanía se tiene capacidad para gestionar esa deseada solidaridad.
Es lo que tiene que entender la izquierda mayoritaria en Asturies.
(1) Nota del autor: la lengua inglesa no está dirigida por una academia de la lengua, por lo que no existe un diccionario de la misma, sino que de alguna manera se rige por diccionarios editados por otros organismos, razón por la cual se pueden encontrat deficiones distintas, por lo general ligeramente, de las palabras.
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