Un profesor jubilado de física y química de un instituto de Zaragoza, José Luis Domínguez, ha llevado a la fiscalía del Tribunal Supremo a la ministra Isabel Celaa por promover que los estudiantes pasen de cursos y se titulen sin ningún límite de suspensos. El argumento jurídico, aceptado por el fiscal, es que se trata de una medida anticonstitucional. No soy experto en el asunto pero quisiera opinar de la cuestión para mí más importante: la educativa
David M. Rivas
Nes llendes qu’abelluga’l Caín
El Fielato
La razón aparente para tomar esta decisión es que la covid va dificultar los estudios para muchos chavales de bachiller y que, para salvar esa circunstancia, primarán en la calificación el trabajo en equipo y no tanto los resultados de la labor individual. Algo no entiendo: ¿Cómo darán más peso al trabajo en equipo si la enseñanza es a distancia y en la parte presencial los alumnos están a dos metros uno de otro?
Pero vamos al fondo. Yo no he sido profesor de enseñanza media, pero sí cuarenta años en la universidad, desde 1980 ata 2020, en todos los cursos pero siempre con una asignatura en el primer ciclo, la de estructura económica mundial. y me llegaran estudiantes productos de todas las reformas educativas habidas y por haber. Viví con particular preocupación la reforma de los ochenta-noventa que, con el argumento de que los niños de clases más acomodadas tenían ayuda en casa, decidieron rebajar contenidos. El resultado fue había sido claro: todos bajaron el nivel de conocimientos y los pudientes han seguido teniendo los mismos recursos culturales familiares. Además, se abrió más la brecha entre la educación pública y algunos, no todos, centros privados.
La enseñanza pública, especialmente la media, es la que permite hacer realidad la igualdad de oportunidades y eso solo puede conseguirse a través del conocimiento, un conocimiento que requiere esfuerzo. Es mester inculcar en el estudiante el amor al conocimiento y que hay que trabajar para aprobar, para pasar de curso, para lograr titulación. Es necesario, por lo tanto, que cualquier reforma del sistema educativo pase por la excelencia y no, precisamente, por lo contrario, como, por ejemplo, dar aprobados generales sistemáticos. Esa y no otra es la vía para que desarrollo el conocimiento y, a un tiempo, potenciar igualdad de oportunidades. Permitir alcanzar títulos sin aprobar es la manera más eficaz para eliminar definitivamente un sistema educativo equitativo.
¿Cómo explican unos padres o unos profesores a un adolescente, por naturaleza persona en formación, inmadura si preferimos decir, que haga esfuerzos por si sabe que eso no importa, porque saldrá con el título como quienes sí han estudiado? Darle ese mensaje es hacerle muy mal servicio y no, precisamente, echar una mano para que salga adelante, porque es edulcorar una vida que, especialmente para los sectores más desfavorecidos y con la que esta cayendo y peor que va a venir, no es precisamente fácil. Cuando un estudiante salga al mercado de trabajo, o tiene las mismas competencias que otro, o mal le van ir cosas.
Si no se modifica el sistema precisamente en sentido contrario al que se pretende será muy difícil que los niños que están en situaciones económicas y culturales más precarias progresen con respecto a su padres, que fuera la gran aportación de la escuela pública al cambio social de Europa. Los adolescentes acomodados tienen refuerzos en casa, su padres suelen tener estudios, medios como poco pero muchos ya universitarios, van al extranjero a aprender idiomas, cosa que requiere esfuerzo también, e un largo etcétera. ¿Cómo ayudas a cambiar el destino de un niño de otra clase social al que le dices que no importa que apruebe o suspenda? Hacer eso es consolidar la estructura clasista que ya padecemos, con nula movilidad. Bueno, con mucha movilidad hacia abajo, que ya son muchos los jóvenes de generaciones nuevas que están viviendo o vivirán peor que las anteriores. Además, no olvidemos algo que conocemos por la historia, incluso con conocidísimos episodios recientes: regalar títulos genera personas dóciles, acríticas y manipulables por las las élites. “Sólo los educados son libres”; lo ha dicho Epícteto.
Si vamos por ese camino, mejor será suprimir educación pública, que es lo que más nos cuesta junto las pensiones y la sanidad, dejar a la clase alta hacer y deshacer. Teniendo para comer y un techo, el esclavismo tampoco estaba tan mal. Con ser obedientes y no rechistar, todo puede ir bien. Claude Helvetius escribió que “la educación no hace ser lo que somos”
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