Hoy vengo hablaros de este portento: esto que parece un tanga al acabar una noche de comadres, o sea la mascarilla que nos ha dado, como EPI, la empresa para la que trabajo: la Consejería de Educación del Principado
Del Facebook de Pablo Rodríguez Meana
Dos ejemplares desde septiembre para quita y pon. Supongo que cumple con toda la normativa y que está homologada. Aunque bien es verdad que le he buscado las instrucciones para ver los lavados que resiste, las veces que se puede lavar, etc., no aparecen por ningún lado.
Os la voy a describir: parece que está hecha con una sabanilla de las de ir a la hierba, porque es de tela sencilla, quiero decir, ni doble capa, ni triple. Una sabanilla recortada, cosida en pliegues, y con dos gomas que están dándose de sí y que rozan las orejas bien a gusto, gomas que son más débiles que las de un calzoncillo o una braga. Ya lo sé…diréis qué carajo, con el sueldo que me paga la consejería bien me puedo permitir una FPP2 para cada clase, si me pongo. Pero esa no es la cuestión.
La cuestión es que, si la empresa te da un material de protección, y tú usas otro, y luego pasa algo, lo primero de que te van a decir es……que no un llevabas lo que te proporcionaron y que, por lo tanto, es una imprudencia tuya. No la es primera vez que pasa. Y eso no es lo más grave: lo peor ya no es que la empresa no cuide a sus trabajadores, si no que no cuide a lxs usuarixs d un servicio público como es la educación, es decir, alumnado y familias, principalmente. ¿No es la administración la primera en pedir medidas en los negocios q están abiertos? ¿No un debería dar ejemplo?
Un docente está con ese bozal desde las 8’25 hasta las 13’25 como poco. Cinco horas. Hablando, explicando, respirando… A veces, con tres clases seguidas, la mascarilla se toma y está empapada. La tela está húmeda y no todos los días la puedes lavar. Recordad que nada más nos han dado dos y no es Asturies, en noviembre, precisamente, tierra de secano.
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