El Consejo de Ministros acaba de anunciar que la difundirá lista de los bienes inmatriculados para que puedan ser sometidos a consulta pública y que los ciudadanos y administraciones públicas que consideran tener derechos de propiedad sobre ellos puedan presentar peticiones de reclamación
Desde la Ley Hipotecaria de 1946 y hasta hace 6 años la Iglesia Católica ha tenido la prerrogativa de inscribir en el Registro la Propiedad bienes inmuebles aportando nada más una autocertificación eclesiástica y sin dar título de propiedad. Sin publicidad, sin abrir un expediente de dominio, sin dar procedimiento que garantice su derecho. En el 1998 el gobierno de Aznar ampliaba este beneficio, permitiendo inmatricular también lugares de culto.
Gracias a esta permisividad legal la iglesia, en un expolio sin precedentes, ha puesto a su nombre bienes pertenecientes al pueblo por valor de muchos millones, incluyendo templos o dependencias complementarias, viviendas, terrenos y parcelas, entre otras.
Andecha Astur y el grupo de Inmatriculaciones Asturias llevan décadas reclamando un listado claro, concreto y detallado de las propiedades secuestradas por la Iglesia, recibiendo nada más registros incompletos y de dificultosa interpretación, que en muchos casos no permitían ni siquiera interpretar a qué bien se refiere la inscripción. De hecho, el Grupo de Inmatriculaciones considera que la cifra real de bienes inmatriculados multiplica por 3 los 549 reconocidos hasta ahora. En cambio, ha quedado claro que es propiedad legal de la Iglesia la gran mayoría del Arte Prerrománico Asturiano, cuestión por la que Andecha Astur ha pedido protección a la UNESCO y su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro, ya que son Patrimonio Mundial y su pertenencia a la Iglesia no garantiza el cumplimiento de las obligaciones de conservación, rehabilitación, difusión y disposición para las visitas y el estudio artístico, científico y técnico de dichos monumentos.
El anuncio del Consejo de Ministros con la promesa de difundir lista de los bienes inmatriculados para que puedan ser reclamados por sus legítimos dueños, si bien no especifica plazos para el cumplimiento de la promesa, abre una luz a la posibilidad de recuperar para el pueblo asturiano estos bienes, cuyo valor va mucho más allá del meramente monetario o arquitectónico, siendo de gran importancia para la historia misma de Asturies.
Se espera que a partir de la publicación de esta lista sean miles las reclamaciones y será la vez de las administraciones asturianas de no dejen pasar esta oportunidad de recuperar estos bienes inmuebles.
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