La surrealista historia, que representa perfectamente las consecuencias de la ineficiencia de la gestión de las cercanías en Asturies, lo tiene todo: la falta personal en las estaciones, las demasiado usuales averías, la falta de control e información, la desidia por lo que pase en cercanías y la total falta de respuesta de ADIF ante situaciones inaceptables a todas luces
El protagonista de esta historia es, cómo piden las campañas de concienciación social, respetuoso con el medio ambiente, usa los transportes públicos y se acerca a ellos en bicicleta. De esa manera llegó al apeadero de Avilés, con el propósito de coger el tren con salida a las 23:01 de la noche, utilizando su tarjeta de transporte para pasar el torno de acceso para pagar el viaje de vuelta a Xixón.
Allí encontró dos compañeros de viaje -a el menos en teoría- esperando el mismo tren para el que también habían pagado billete; uno de ellos esperaba desde las 22:30, tren que no había pasado. La megafonía anunció la llegada al andén unos minutos antes de la hora marcada para la salida, hasta ahí, todo normal.
A las 23:01 no llega el tren, nada inquietante, FEVE no destaca por la puntualidad, lo que ya es de por sí un problema para quienes dependen laboralmente de este transporte. 23:15, 23:20… a las 11:25 FEVE apaga las luces del apeadero sin que el tren pasara. Hace años que no hay personal en las estaciones y nadie da información por megafonía.
La alarma de los viajeros lega al máximo a las 23:30, cuando baja la persiana metálica automática bloqueando toda posibilidad de salida del apeadero.
Resumen, el tren no pasa, cierran las puertas y tres desconocidos quedan a oscuras en un entorno lo más asemejado a una película de miedo. FEVE no contesta al teléfono, uno de les afectados llega tarde al trabajo, otro se reincorpora de vuelta en Avilés en poco más de siete horas.
La única solución fue saltar con la bicicleta la valla y nuestro prota, quien tenía e menos de siete horas para entrar a trabajar en la misma ciudad de la que intenta irse, se resigna y busca alojamiento para esa noche, pero compromisos personales lo fuerzan a hacer finalmente el viaje de día y vuelta a Xixón, en taxi.
Podemos imaginar en que condiciones empieza al día siguiente la jornada laboral.
Ese misma lunes interponen la correspondiente reclamación en la estación Sanz Crespo de Xixón, tratando de recibir al menos una compensación económica por los gastos generados -taxis, hotel…- .
En la respuesta a esta reclamación ADIF reconoce una avería en el Control de Tráfico Centralizado de ADIF, pero niega cualquier compensación económica o siquiera una disculpa, exigiendo además el billete inexistente por pagar con tarjeta- para devolver el importe del viaje en tren que nunca han hecho.
«Somos nada más unos viajeros que aún resistimos en utilizar unos servicios públicos del ferrocarril en Asturies, cada vez más desatendidos, con instalaciones y servicios cada vez más obsoletos y deteriorados. Cada vez menos utilizados, da dolor ver desocupación que tienen nuestros trenes, especialmente la FEVE, donde las incidencias y los retrasos son cotidianos y de lamentable frecuencia.
Es vergonzosa la desatención de los servicios de cercanías en este país cada vez más infrautilizadas y agonizantes» remarca la víctima, que culpa al gobierno de apostar por el ferrocarril elitista (AVE) descuidando las cercanías.
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