Hoy hace justo 81 años los xixoneses miraban al cielo y veían aviones
Aviones de guerra dibujaban estelas de humo atronando por encima de la playa y las niñas de Xixón se asomaban a la ventana a mirar con la boca abierta, segundos antes de que una madre asustada las llevare para dentro tirando de las coletas –así me lo contaba uno superviviente-
El ataque del 22 de julio dejó cuatro muertos y una herida. Tres de los fallecidos eran socios del Ateneo de La Calzada. Era nada más el inicio.
15 meses de bombardeos por mar y aire, dirigidos por el ejército español, que los niños de Asturies no estudian en los libros de texto (olvidar que hemos sido víctimas nos hace candidatos de volver a serlo) 500 días cayendo bombas encima la ciudad, miles de muertos, civiles, vecinos, olvidados.
Los hermanos de esos aviones, bajo la misma bandera, tripulados por el mismo ejército, gestando en su vientre las mismas bombas, manejados por el mismo ideario, serán aplaudidos mañana por cientos, miles de xixoneses boquiabiertos, inconscientes de la amenaza que implican, del mensaje en el cielo que nos recuerda, a gritos que rompen –literalmente- la barrera el sonido ,que mejor no volvamos a levantar el puño ni la cabeza, que ahí estarán ellos cuidando de que todo siga igual.
Esos mismos aviones, bajo la misma bandera, tripulados por el mismo ejército, gestando en su vientre las mismas bombas, manejados por el mismo ideario, bombardean ahora poblaciones, generando nuevas tragedias.
Ante el surrealismo histórico y el desprecio que implica el querer hacer ver belleza en la maquinaria de muerte, igual queda fuera de lugar comentar que mientras estos aparatos atronarán sin límite, en Xixín no se puede tocar gaita porque hace ruido y en el Carmín se quitó traca para no asustar a los perros…
Llucía F. Marqués
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