Los presidentes de Turquía e Irán afirman que no admitirán la desintegración de Iraq ni de Siria
En una rueda de prensa ambos dirigentes criticaron a Estados Unidos y a Israel por su supuesto apoyo a la creación de un estado kurdo, manifestando que no reconocen ninguna legitimidad al referéndum realizado en el Kurdistan iraquí.
Aunque Turquía e Irán tienen intereses antagónicos en la región, por ejemplo en Siria, donde Teherán auxiliaba al Gobierno mientras que Ankara apoyó a los rebeldes, ahora priorizan otros intereses, pues temen que el ejemplo de los kurdos de Siria e Iraq pueda ser seguido por las minorías kurdas de sus Estados. Por eso entienden la independencia del Kurdistán iraquí como una amenaza para su «seguridad nacional». De hecho Turquía ya inició la construcción de un muro para bloquear económicamente a la nueva entidad política y obstaculizar la labor de los contrabandistas kurdos.
Como consecuencia de la expansión del Estado Islámico, las poblaciones kurdas de Siria e Iraq quedaron abandonadas por sus Estados y sus respectivos ejércitos. Esta situación de desprotección les permitió al mismo tiempo que les obligó a movilizar y ampliar sus propias fuerzas armadas de autodefensa. Tras los éxitos de las milicias kurdas donde fracasaron los militares regulares, esta independencia militar implicó una mayor autonomía en relación al Estado. De hecho el Kurdistán iraquí ya funcionaba en la práctica como un Estado semiindependiente.
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