Todos los sectores productivos presentan una evolución negativa.
Según los estudios desarrollados por el SADEI (Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales), la economía asturiana empieza el año con la cabeza baja: los indicadores muestran un descenso de la productividad de todos los sectores.
Los datos proceden de numerosas encuestas y comparaciones de datos entre los resultaos obtenidos el año 2.015 y los del 2.016, siendo un buen indicador de la tendencia anual.
La producción industrial que registra el IPIA (Índice de Producción Industrial de Asturies) presenta una merma importante, con un descenso del 3,2 por ciento general que corresponde en gran medida al desmantelamiento de la industria minera y metalúrgica, así como a la notable bajada de la producción energética. Dentro de la industria, la única que presenta datos positivos es la química, que disfrutó de un incremento del 26% respecto al año anterior, contrastando fuertemente con el resto de resultados.
En un principio podría parecer que el sector ganadero es el más afortunado, ya que la producción, tanto de carne como de leche son las que menores descensos ofrecen – aunque los datos siguen siendo negativos -. Por otro lado, la importante bajada en el precio de la leche, fue tremendamente dañina para los ganaderos del país.
En el caso contrario está el sector pesquero, que fue con diferencia el más perjudicado del año. En este terreno productivo, el desastroso descenso en las capturas -de más del 50% a lo largo del año 2.016- se ve discretamente atenuada por una ligera subida en los precios del pescado.
En lo que se refiere al sector servicios, los resultados no se diferencian demasiado de los del resto, exceptuando quizás las ventas en grandes almacenes. El clima, más seco de lo habitual, no fue suficiente aliciente para evitar los malos resultados y la ocupación hotelera cayó más del seis por ciento.
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