El plan de ayudas para la restauración de hórreos lanzado el pasado mes de agosto por la administración asturiana deniega la práctica totalidad de las solicitudes
La redacción de la convocatoria, anunciada como “uno importante medida de la administración para prevenir la extinción del patrimonio arquitectónico asturiano” ya era de por si restrictiva, limitándose a aquellas construciones que estuvieran reconocidas como Bien de interés Cultural o formaran parte del Inventario del Patrimonio Cultural de Asturies, lo que provocó que nada más cinco hórreos habían optado a esta subvención: los de Ponga, Bimenes, Cabranes, Las Requeres y dos de Cabranes.
En cambio, nada más que se ha concedido a un hórreo beyusco, por un valor de 5.625 euros. El beyusco es una variedad de hórreo de los más primitivos, localizado en las cercanías del desfilaero de los Beyos, con tejado a dos agüas y sin corredor, de los que quedan pocos ejemplares, la mayoría en ruinas.
Los propietarios de hórreos no solo no perciben los apoyos necesarios para mantenerlos en buenas condiciones, sino¡ que quienes quieren restaurarlos deben hacer frente a importantes gastos y exigencias legales que entorpecen su cuidado, además del coste de la reparación propiamente dicha, padeciendo además restricciones de utilización, lo que da lugar al inquietante abandono en que se ven muchos, que si bien no son derribados son descuidados hasta su desaparición.
Como es costumbre, el “Principado” pospone la resolución de este problema, que pone en peligro la pervivencia de la edificación más emblemática del país, anunciando que “ A lo largo del 2018” tienen previsto lanzar “una nueva línea de subvenciones”, pero sin concretar fechas, condiciones ni su dotación económica.
Llucía F. Marqués
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