Hay diez trabajadores en edad cercana a la jubilación por cada empleado de menos de 25 años. En la mayoría de los casos una jubilación implica la desaparición del puesto de trabajo: algo falla en el relevo generacional en el mercado laboral asturiano
Asturies lidera las cifras de población laboral envejecida, con la mitad de los trabajadores en activo mayores de 45 años, al mismo tiempo que cierra la lista en empleo juvenil, con nada más el 2% de les ocupados menores de 24. Las sucesivas “reconversiones”, el fin de la minería, la extinción del tejido agrícola e industrial y la fuerte dependencia del empleo público que supera el ochenta por ciento en Asturies, dibujan un mercado laboral en decadencia en el que los puestos de trabajo no pasan a la siguiente generación, sino que se pierden de manera definitiva.
La juventud asturiana tiene pocas perspectivas a corto plazo: la tasa de paro entre los menores de 25 años asciende al 44’6%, superando el 48% entre las mujeres. En la franja de edad menores de 20 años llama la atención la cifra de paro femenino: 100% redondo, frente el 72% total. Debemos recordar que estos porcentajes se dan sobre una población joven ya muy aminorada por la emigración.
El fenómeno es especialmente alarmante en el sector agrario, donde el porcentaje de trabajadores de más de 50 años supera el ochenta por ciento. El abandono de las zonas rurales y el poco apoyo a las actividades ganaderas y agrícolas dificulta el relevo generacional en estos sectores, en su momento pilares de la economía asturiana y en los que ya nada más trabaja un 4% de la población.
A lo escaso del mercado laboral juvenil se suma la precariedad de los empleos a los que puede acceder la juventud. El 74% de ellos pertenecen al sector servicios, centrándose especialmente en la hostelería, donde las condiciones laborales son las más duras. El 90% de las mujeres asturianas dependen económicamente de este sector.
Llucía F. Marqués
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