Los vecinos de la casa que ardió en Santibañez restauran en común  el edificio, más de veinte personas trabajando para que la familia vuelva  al hogar y se reponga del susto. También están colaborando con los afectados en los pagos de los materiales, alrededor de los 9.000 €, que ellos solos no podrían afrontar.

La gente de Deva abre una cuenta (ES59 3007 0100 1220 8094 2713) para reconstruir la casa y sacar adelante a su vecino, ganadero víctima de otro incendio,  causado en este caso por lo que se llama “pobreza energética”.

Los propietarios de la vivienda en la que vivía un hombre con sus tres hijos, a punto de ser deshauciados, permiten a la familia seguir habitando en ella, perdonándoles la deuda; la asociación de padres y madres del colegio donde estudian los niños de esta misma familia se ofrecen a pagar la renovación de carnet de camión al padre, para que pueda volver a trabajar. Antes de eso, fue la acción de la gente del pueblo, convocados por la P.A.H. lo que evitó que los echaran de casa.

En Xixón, un grupo de chicos y chicas de la Ll.E.A ofrecen clases particulares gratuitas para quien no las pueda pagar. También recogen alimentos y material de limpieza para repartir entre los que pasan más apuros.

Una médica en prácticas lleva material en su coche, pagado de su propio bolsillo, para poder realizar las curas en condiciones, ante la escasez de suministros en los centros de salud.

Los alumnos de un colegio deciden, sin mediación de adultos, poner un fondo económico para que nadie en la clase se quede sin ir a las excursiones. También compran meriendas para los que no lleven.

Son nada más ejemplos, las demostraciones más visibles de los actos diarios de los asturianos supliendo la deficiente labor de los servicios públicos, reaccionando ante las necesidades del vecindario con solidaridad, que no caridad. Igual aún hay esperanza para este país.

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