“En un contexto de falta de reconocimiento de los derechos lingüísticos de los asturianos -Oficialidad-, con talante excepcional y sin continuidad práctica ni en la escolarización ni en la sociedad, este plan es un viaje a ningún lado. Una nueva burla del «Principado»
La polémica presentación de un plan que permitiría la utilización del asturiano como lengua vehicular ha sido acogía con regocijo por buena parte de la población asturiana, quienes han creído ver venir por fin el anhelado día en el que sus hijos podrían aprender en su propia lengua, algo que ha puesto los por los de punta a más de un antiasturiano confeso.
En cambio, la letra pequeña contenía algunas sorpresas: el asturiano se limitaría a tres asignaturas, nada más se daría la oportunidad en 10 colegios y para que se aplique deberá haber consenso del Consejo Escolar, siendo los padres y madres quienes tendrían que solicitalo.
Se crearía así una situación de excepcionalidad que es todo el contrario a la pretendida normalización. Así, lo que parece un avance importante en la lucha por el asturiano se torna en la inclusión de estos niños en un tipo de gueto lingüístico sin continuidad ni académica ni social, suponiendo claro que cuenten con el permiso del total de la comunidad educativa, algo que vulnera directamente el derecho de las familias a decidir bajo la educación de sus hijos.
Una vez más la atención se centra en cuestiones secundarias, alejando del debate la única y verdadera cuestión, el reconocimiento de los derechos lingüísticos del pueblo asturiano, es decir, la Oficialidad de la lengua de Asturies, punto mínimo desde el que se puede avanzar en su recuperación y normalización.
De acuerdo con la visión de Andecha Astur, éste no es sino un truco con el que el PSOE quiere crear un falso debate, jugando con las ilusiones de muchas familias, “con la única intención de continuar dando la impresión de que hacen algo por la lengua de Asturies, pero sin que ese algo implique ni derechos lingüísticos, ni continuidad, ni avances socialmente positivos, ahondando en el gueto de «los de la lengua», con un misérrimo plan sin recorrido ni compromisos, olvidando lo principal: la falta de reconocimiento de los derechos lingüísticos de los asturianos, y la situación de represión y reducción lingüística al que nos somete el propio «Principado».
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