Diversas organizaciones ciudadanas y personas se han unido ante el grave problema de contaminación ambiental que sufre nuestro país y lanzan un Manifiesto conjunto en el que reclaman el derecho a respirar bien, manifiesto que os transcribimos
La mayor parte de la población de Asturies respira aire contaminado por partículas en suspensión y otros contaminantes como el benceno. Recordemos que Asturies está a la cabeza de muertes por cáncer de pulmón respecto al resto de Comunidades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la contaminación con partículas conlleva efectos sanitarios incluso en muy bajas concentraciones; de hecho, no se ha podido identificar ningún umbral por debajo del cual no se hayan observado daños para la salud.
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (International Agency for Research on Cancer, IARC), entidad de la OMS dedicada al área del cáncer, ha establecido con base en la evidencia científica disponible que la contaminación atmosférica tienen un efecto carcinógeno en los seres humanos. Estas evidencias mueven a la propia la OMS a revisar a la baja los valores establecidos en sus Guías de Calidad del Aire de 2005.
En este contexto, el control de la nocividad ambiental no puede seguir basándose en la actual normativa estatal y comunitaria, una legislación obsoleta en la que la presión empresarial está por encima del conocimiento científico, la protección de la salud y el interés de la población.
No estamos en disposición de delegar ni ceder la defensa de nuestra salud. La experiencia de quienes han tenido la responsabilidad del Gobierno en Asturias desde hace ya más de 35 años, ha sido la negación del problema, el disimulo y el engaño. Es necesario terminar con los tiempos en los que los políticos actúan como intermediarios del poder económico y exigir la defensa de los intereses de la ciudadanía; una política que sea una ética de lo público.
En esta comunidad, los efectos perversos del mercado cuestan la vida y la salud a centenares de personas trabajadoras-ciudadanas, dentro y fuera del trabajo cada año.
Los procesos participativos resultan molestos para quienes tienen la pretensión de que tan solo seamos ciudadanía votante que acude a las urnas cada cuatro años.
La salud ni se vende ni se delega, se defiende. Suscribimos este principio básico que ya tiene más de cincuenta años. La salud necesita de la implicación colectiva y del consenso social que tienda a reducir drásticamente los efectos negativos de la contaminación en la salud de la población y en el medio ambiente.
El empleo industrial no se defiende con instalaciones decadentes o con la falta del más mínimo respeto medioambiental. La salud de los trabajadores y trabajadoras y de la ciudadanía no se puede supeditar a la productividad y a los beneficios empresariales. Los costes medioambientales de no utilizar las mejores técnicas industriales disponibles para la reducción de la contaminación no se deben derivar al conjunto de la sociedad.
No podemos permitirnos un sistema económico en guerra permanente con el planeta y sus habitantes. Un sistema preocupado exclusivamente por la obtención del máximo beneficio.
Para reducir la contaminación también resulta necesaria:
- La actuación decidida sobre el tráfico con planes de movilidad locales y regionales que potencien el transporte público y los medios no motorizados como la bicicleta o el tránsito peatonal. Medidas que mejoren y potencien el ferrocarril y que favorezcan una reducción significativa del uso del coche particular, promoviendo en paralelo acciones en favor de los vehículos menos contaminantes.
- Planes de reducción del consumo de energía, con la mejora de los aislamientos de los edificios, y para renovar calefacciones y sistemas de climatización en instalaciones públicas y en pequeñas y medianas empresas.
- Exigimos el compromiso de las diferentes Administraciones con un plan de residuos real y efectivo que favorezca el reciclaje y descarte de una vez y para siempre la instalación de una incineradora o el desvío de residuos para incinerarlos en determinadas instalaciones industriales.
- Desmantelamiento de la regasificadora y el escrupuloso respeto a las zonas de seguridad mínimas de 2 km. para con la vecindad de cualquier proyecto o actividad industrial.
- Exigimos transparencia y claridad, con aviso a la población a través de los medios de comunicación, cuando se produzcan situaciones de mala calidad del aire, así como la puesta en marcha de limitaciones reales a las actividades que generen contaminación por partículas en suspensión u otros contaminantes.
- Demandamos de las diferentes Administraciones Públicas planes de actuación para terminar con la alta contaminación acústica que se sufre en determinados puntos de nuestra geografía, con independencia de que el origen de esta sea industrial, tráfico u ocio. La contaminación acústica tiene un gran impacto sobre la salud de las personas (audición, insomnio, irritabilidad, síntomas depresivos, falta de concentración, rendimiento menor en el trabajo y en los estudios). El sometimiento continuo a altos niveles de ruido puede terminar acarreando cambios vasculares y nerviosos que suponen un alto coste para la salud.
Las organizaciones ciudadanas y las personas que suscribimos este manifiesto, promoveremos campañas de información y movilización social, para exigir a las correspondientes Administraciones Públicas el desarrollo de planes concretos para que la población de los municipios con problemas de contaminación pueda disfrutar de su derecho a respirar aire sano y también la aplicación de cuantas medidas sean necesarias para reducir la contaminación y cumplir así con su obligación en la defensa de la salud de la ciudadanía asturiana.
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