Interminables caravanas para ir a los lagos, playas en la que el aparcamiento cuadriplica el arenal, pasos de montaña asfaltados “para hacer el tránsito más sencillo”… turismo mal enfocado, mal gestionado, mal aprovechado
Todavía no llegó el verano y ya hay problemas para acceder a algunos de los lugares más emblemáticos de Asturies.
Estamos viviendo una problemática propia de la masificación turística sin que eso revierta directamente en un claro beneficio económico para las zonas afectadas ni en un especial cuidado de los espacios naturales y cultura propias, dos cuestiones que son precisamente el atractivo con que se quiere promocionar este turismo. A los asturianos se nos quiso vender que era la solución económica a nuestros problemas y a los visitantes se les vende un paraíso idílico que contrasta con la contaminación, los desmanes urbanísticos, los incendios y las matanzas de animales.
El resultado es que, mientras la población asturiana envejece y empobrece (a los últimos datos, que nos sitúan a la cola de la riqueza económica, me remito), el turismo se va revelando, como muchos ya preveíamos, una vía precaria e insuficiente para constituir un modo de vida digno para los asturianos, obligando a miles de jóvenes a emigrar anualmente. Lo que se nos quiso vender como solución está siendo, en definitiva, parte del problema.
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