El histórico dirigente minero de UGT parece la punta del iceberg de una trama mucho más amplia, responsable, entre otras cosas, del fin de la minería en Asturies
La reciente detención del secretario general del SOMA-FITAG-UGT y líder del sindicato minero asturiano durante 30 años, José Ángel Fernández Villa, pone sobre la mesa la cuestión de la corrupción entre la clase política y sindical asturiana -recordemos que los asturianos encausados por conhecho, prevaricación y malversación durante el 2016, unos 59, suponen el 9% del conjunto estatal-.
La gravedad de este caso reside en su repercusión en todo el tejido social y económico del país, ya que no solo se trata de corrupción, blanqueo de dinero, prevaricación, desvío y ocultación de fondos, sino que este tipo de actuaciones llevaron a la ruina y al cierre de la minería asturiana, con todo lo que ello implica.
“No es sólo Villa y Montepío. El caso es saber quién cobró y cuanto por cada pozo minero que cerraron, y el papel de Areces y del resto de la mafia del SOMA-PSOE” declaró Arturu Xosé Bermeyu, Secretariu Xeneral de Andecha Astur, organización que reclama una investigación seria y exhaustiva, que alcance a todos los estamentos y en la que los implicados asuman su responsabilidad en los hechos.
La actual línea de investigación se centra en determinar el origen de los 1,4 millones de euros que se regularizaron durante la amnistía fiscal de 2012, operación que Villa realizó en compañía de otros dos de los detenidos por este tema.
Hasta el momento son cinco los detenidos en relación con este caso: Villa, investigado por un presunto desvío de fondos públicos y privados, José Antonio Postigo, hombre de confianza de Villa, expresidente del Montepío y Mutualidad de la Minería Asturiana, el exasesor fiscal del Montepío, J.M.F.F., el arquitecto Manuel Sastre, autor del proyecto de la Residencia de Mayores La Minería, en Felechosa, y Juan Antonio Fernández, propietario de la constructora ejecutora de la obra de dicha residencia, cuya concesión en condiciones muy dudosas es también motivo de sospechas.
Llucía F. Marqués
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