Otorgando su Premio de la Concordia 2017a la UE, los Princesa de Asturias aportan otro argumento para su rechazo, que se suma al gasto público y a la exhibición de españolismo monárquico, rechazado año tras año en multitudinarias concentraciones ciudadanas
Los premios Princesa (antes Príncipe) de Asturias generan hondo rechazo entre la ciudadanía asturiana, como las demuestran las multitudinarias manifestaciones que acompañan a la entrega de los premios año tras año. Esta edición habrá un motivo más para sentirse ofendidos: la concesión del Premio a la Concordia a la Unión Europea
El galardón pretende reconocer a personas o proyectos cuya labor «contribuya, de modo extraordinario y a nivel internacional, a la defensa y generalización de los derechos humanos, al fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, al progreso de la humanidad».
Para empezaar, podría parecer extraño que una asociación que ha nacido y se ha desarrollado alrededor de intereses económicos sea la escogida para recibir este tipo de premios –no olvidemos que en el 2.012 recibió el también polémico premio Nobel de la paz- Echando una ojeada a la composición del jurado -banqueros, empresarios, políticos y otro exponentes del entramado más capitalista español- se entiende mejor.
El premio le reconoce a la UE el contribuir a difundir «valores como la libertad, los derechos humanos y la solidaridad». En una Europa cada vez más herida por las desigualdades sociales, que recorta derechos y libertades, que vive actualmente un desarrollo exponencial de la xenofobia y protagoniza algunas de las mayores exportaciones de armas, este premio, propuesto por el socialista ovetense Jonás Fernández, no deja de tener su toque surrealista.
En su labor diario la UE permite –cuando no favorece- la conversión del Mar Mediterráneo en la mayor fosa común de la Tierra, imponiendo rutas mortales a las personas que migran, permitiendo la desaparición de más de 10.000 menores en territorio europeo a manos de las redes de trata, invirtiendo cada vez más dinero en vallas, tapias y otras estructuras «de seguridad», desde donde se dispara a gente cuyo delito es tratar de ponerse a salvo. Mientras, fuera de ella, diez de los países más pobres del mundo acogen a casi la mitad de los 65 millones de refugiados del planeta, un máximo histórico.
Los galardones, que cuentan con una subvención de 250.000 € del Ayuntamiento de Uviéu, aprobada por Somos e IU en el gobierno junto con el PSOE, serán entregados el próximo mes de octubre en el Teatro Campoamor de Uviéu, en una ceremonia presidida por los Reyes de España, en una nueva exhibición de españolismo monárquico.
Llucía F.Marqués
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