Después del “alejemos a las vacas de los pueblos ganaderos” el “No permitamos perros pastores con los rebaños” el “asfaltemos los senderos” y el “fuera animales salvajes de los bosques” llega el “No queremos cabras en el monte”
Recientemente los propietarios de varias cabras han recibido la orden de retirarlas del monte. Ha sido en Cabrales, donde el propio Ayuntamiento les ha instado a retirar de manera inmediata a tan impropio ganado del entorno de la Ruta del Cares.
La petición procede de una notificación recibida por el ayuntamiento de parte de la Junta de Castilla y León, quienes consideran que la presencia de cabras puede derivar en situaciones de peligro para los turistas que recorren la senda, por los desprendimientos de piedras producidos por las cabras.
No es la primera vez que estos animales resultan “molestos”, el año pasado la Consejería de medio Rural decidió deshacerse de ellos por el muy expeditivo método de matarlas a tiros, sistema que no convenció al ayuntamiento cabraliego, por considerarlo estéticamente inadecuado y que da “mala imagen” ante los visitantes.
Una naturaleza donde cada vez más animales estorban y un turismo verde en el que se trata de evitar cualquier molestia provocada por la flora y la fauna se unen a la falta de interés por defender los intereses de los ganaderos y de la economía tradicional de la zona–recordemos que el queso de cabrales sería imposible sin cabras- para dar lugar a medidas tan desconcertantes como las mencionadas.
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