Con el doble de muertes que de nacimientos, Asturies registra la peor cifra desde 1.999, mostrando que la población asturiana decrece a un ritmo aún superior a los peores pronósticos
La tasa de mortalidad más alta del estado y la de natalidad más baja de toda Europa –menos de un hijo por mujer – trae como consecuencia que Asturies sea la zona de la UE con menor proporción de habitantes menores de 30 años. La continua sangría provocada por la emigración agrava el problema.
En el aumento de la tasa de mortalidad intervienen numerosos factores, encabezados, claro está, por el envejecimiento de la población. La ineficiencia del sistema sanitario, unida a la caída de las condiciones de vida de las persones mayores ligada a la existencia de pensiones muy bajas (que conviven con otras llamativamente altas, dando lugar a una media engañosamente positiva) y al alto porcentaje de desempleados que subsisten a cargo de las pensiones de sus mayores, son otros importantes factores en el crecimiento del número de decesos.
Por otra parte, la situación socio económica asturiana, con un perfil de formación alto y un nivel de ingresos bajo, el difícil acceso a la vivienda y una inestabilidad laboral que imposibilita los planes a largo plazo dibuja un escenario que no anima a las familias asturianas a tener hijos.
Las consecuencias tanto a nivel económico como cultural y social son catastróficas, es lo que desde Andecha Astur califican como “Crónica de un genocidio anunciado”, haciendo con ello referencia a la literal desaparición paulatina de todo un pueblo, el asturiano.
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