Hace dos días un hombre moría de frio en Cangues d’Onís; pasaba la noche en su camión. Ayer la Cruz Roja de Xixón rescataba a tiempo a otro que dormía, al borde de la hipotermia, en la pista de footing del Kilometrín
Mirando por la ventana de mi casa veo un camión azul, lleva dos años ahí aparcado. Una familia vive dentro, sin agua, sin luz, con las condiciones básicas de subsistencia aseguradas gracias a la colaboración de los vecinos. “Tenemos suerte” dice uno de sus habitantes, que prefiere en un ser identificado “tenemos un sitio fijo donde estar aparcados, otros tienen que andar moviéndose”; me pide que no saque foto del camión, para evitar denuncias -en la imagen podéis ver un camión del mismo modelo-.
No existe un censo de asturianos viviendo en la calle, en coches o en viviendas sin las necesarias condiciones de habitabilidad, mucho menos hay un registro de los miles de asturianos que no un pueden encender la calefacción o que viven sin luz, pero la precarización del empleo y el difícil aceso a la vivienda producen situaciones como las vividas esta semana.
No son excepciones: trabajadores de la Cruz Rubia cuentan que atienden a diario a gente que duerme en la calle, evitando que el desenlace sea fatal más a menudo. Morir de frio a un paso de casas vacías, la especulación y el abandono de la población en su cara más negra.
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