Cuando las víctimas de crímenes dictan a los representantes de los ciudadanos cómo debe reformarse el código penal y los reglamentos penitenciarios y abren los telediarios; cuando los conductores dictan si los límites de velocidad afectan o no a la contaminación, contradiciendo a físicos y químicos, y son primera página; cuando los pescadores deportivos de salmones dictan sobre cuál es el ciclo vital del pez, contradiciendo e insultando a los biólogos, y son también primera página; cuando los cazadores dictan qué especies tienen «exceso de población» y deben ser abatidas, contradiciendo a los zoólogos, y son protagonistas de la radio; cuando pasan todas esas cosas… la sociedad está quebrada porque una sociedad muere cuando desprecia el conocimiento y lo equipara a la ocurrencia.