Más de veinte personas han padecido problemas cutaneos y gastrointestinales después del anterior episodio de contaminación
Por segunda vez en menos de diez días, ayer tarde las aguas de San Llorienzu han vuelto a aparecer teñidas de excrementos. Los analisis del agua tras los vertidos han revelado la presencia de bacterias fecales, como esterococos intestinales y eschericia coli (e-coli).
La ruptura de un colector o el rebose motivado por el exceso de lluvia son las dos hipótesis que se trabajan para explicar el origen de estas manchas, que no solo se perciben visualmente, sino de manera olfativo, haciendo dificilmente transitable el Muro de San Llorienzu, uno de los lugares más emblemáticos y paseaos de todo Xixón.
A diferencia de lo ocurrido los días 26 y 27, hoy si que se puso la bandera encarnada en toda la arenera, evitando que se repitieran casos de infecciones como las padecidas por los bañistas que entraron en la mar en el caso anterior.
Para una ciudad que centra su economía en el turismo, descuidando practicamente cualquier otro sector económico, teniendo su costa como principal valor, y presumiendo de ecológica y sostenible, estos vertidos fecales son un desastre a todos los niveles, más cuando van unidos a un aire casi irrespirable por la contaminación, a esporádicas nubes de carbón procedentes de El Musel y a restos negros en la arena, en teoría de pretéritos naufragios.
Llucía F. Marqués
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