Un 0,59% de los colegiales asturianos están diagnosticados comu de Altas Capacidades. Se intuye que al menos un 2,28% de la población tiene altas capacidades intelectuales; eso implica que nada más la cuarta parte de ellos están detectados por el sistema educativo y por lo tanto, reciben la atención que precisan
El MECD acaba de difundir las estadísticas con los datos del Curso 2016-2017 y en ellas se recoge un total de 804 colegiales asturianos diagnosticados como de AACC y que, por lo que tendrían que recibir una atención específica. La evolución es emportante, desde los 329 localizados en el año 2.011, pero siguen siendo menos de una cuarta parte del total. Los expertos achacan este desfase a dos motivos intrínsecamente unidos: el desconocimiento y el miedo, sumados a la negligencia de los profesores y centros educativos, denunciable si es voluntaria.
La legislación recoge la importancia de la identificación y la necesidad de atención educativa específica de estos estudiantes por parte la Administración pública: “Corresponde a las Administraciones educativas adoptar las medidas necesarias para identificar al alumnado con altas capacidades intelectuales y valorar de forma temprana sus necesidades” (LOMCE 8/2013 art. 72).
Para la detección de las AACC en Asturies se utiliza el criterio basado en una mala interpretación de la teoría de superdotación de Los Tres Anillos de Renzulli, exigiendo a los menores que demuestren alta capacidad, alta creatividad y alto rendimiento para ser considerados de altas capacidades. La experiencia dice que un superdotado que no un está recibiendo la educación que necesita estará desmotivado y su rendimiento estará incluso por debajo de la media, lo que complica cumplir parte de alto rendimiento. Por otro lado, los test utilizados para calcular el nivel de creatividad se limitan a valorar nada más determinados aspectos de esa creatividad, generalmente ligados a la artística, corriéndose el riesgo de dejar fuera a alumnos con otros tipos de inteligencias. Además, son muchos los docentes que, por desconocimiento, por desidia o por falta de empatía con este colectivo no llegan a dar el aviso a los orientadores del centro que son los encargados de hacer, caso de considerarse preciso, las pruebas pertinentes.
Una vez identificados, las familias denuncian lo escaso de avezu equivocado de las midies adoutaes, lo que deriva en que, incluso con el informe en la man, un cincuenta por ciento de las mentes más brillantes del país protagonizan casos de fracaso escolar y abandono de los estudios.
Llucía F. Marqués
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