Llucía F. Marqués
La reflexión de hoy viene de la mano de la descarbonización, el cierre de las térmicas, el fin de la minería asturiana y la justicia.
Cuando en la misma situación y condiciones a un individuo (persona, sociedad, país) se le aplica un tratamiento distinto que a otro, por mucho que se apoye este tratamiento en razones justificadas y argumentos válidos, se da un caso de injusticia, o cuando menos de discriminación.
Partiremos entos de la premisa de que los motivos para cerrar la minería asturiana son válidos: el carbón extranjero es más barato, el mercado manda y la teoría de la ventaja comparativa postulada por David Ricardo hace dos siglos demuestra que los países tienden a especializarse nada más en la produción y exportación de aquellos bienes que fabrican con un coste relativamente más bajo respecto al resto el mundo, importando aquellos que se producen en el propio país con costes comparativamente más altos. Ergo, hemos de cerrar las minas si producir carbón en Asturies es más caro que hacer en países donde la mano de obra es más barata y las medidas de seguridad innecesarias -no entraremos ahora a valorar rentabilidad social ni la ética de esta teoría-.
Bien, compremos carbón fuera de Asturies. Pero el aceite marroquí es mucho más barato que el español ¿por qué no aplicamos la misma vara y acabamos con la produción de aceite de oliva en España?. La empresa textil catalana no tiene nada que hacer a la hora de competir en costes con la de la India ¿alguien se plantea desmantelarla? ¿Porqué no?. No hay comparación entre los costes africanos y valencianos de produción de naranja, así que arrasemos con el campo español, no es competitivo… Ah, ¿Qué no? ¿Qué aquí no podemos aplicar esas teorias y hay que mantener las produciones por su rentabilidad social y su importancia estratégica, económica, tradicional y todo lo que quieras?. No me cuadra.
Sigamos. La energía térmica es contaminante; cierto. Hay que cuidar el medio ambiente y acabar con las actividades que provocan altos niveles de emisiones tóxicas; de acuerdo. Hay que cerrar entonces la produción energética asturiana, caiga quien caiga, en aras de un bien mayor. No vamos a discutirlo. Pero no nos quedemos ahí, apliquemos el mismo argumento a la energía nuclear, a las refinerías de petróleo, las industrias contaminantes, a los vuelos, a los coches de combustible fósil…
O todos o ninguno. Porque sino estará haciéndose una discriminación contra lo asturiano y eso, sencillamente, no es admisible. No es justo.
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