Francia no es un estado conocido precisamente por su apertura a la variedad dentro de sus fronteras. Desde la Revolución burguesa francesa, Francia escogió la unión en la identidad única que no unitaria: «liberté, égalité, fraternité». Por ello, una lengua para un solo estado, fragmentado hoy en múltiples regiones y departamentos que no son fruto de esas sutiles diferencias tolerables en París, sino por razones puramente administrativas.
Actualmente esto se ve en el conflicto de Córcega, que quiere alcanzar la modificación de la Constitución fracesa para reforzar las competencias del pueblo corso, así como alcanzar la oficialidad definitivamente, como vienen luchando desde hace muchísimo tiempo. Mientras tanto, el Elíseo se refugia en el pasado violento de esta isla de historia nacionalista para negarles un derecho legítimo.
¿Y cómo se vive todo en Breizh? Esta nación celta, que forma parte del estado francés, lleva siglos viendo como se reprime su voz y se destruye su cultura. Tienen una lengua propia, el bretón, por la que van librando muchas batallas. Tantas que puede verse claro el paralelismo entre Breizk y Asturies.
El Estado frances recurre a una política centralista completa. La lengua de las capitales debe ser la hegemónica en las escuelas, a riesgo de que haya quejas de los círculos centralistas. La oficialidad supone modificar documentos que, sean justos o no, cuestionan la hegemonía y la falsa unidad del estado.
Falsa unidad porque en un estado en el que se hacen campañas para deformar, destruir y corromper la toponimia hasta el delirio no puede haber diálogo. El pulso contínuo de la gente, que pide que se cambien los nombres propios de sus pueblos y ciudades choca de frente con una administración totalmente sumergida en el francesismo. Nombre que tienen todo el sentido en bretón se ven deformados en su versión francesa, todo porque entra dentro de un esquema estándar. Muchos son los ayuntamientos que recuperan esta toponimia y la hacen oficial, pero muchos otros aún están en lucha por una pequeña gran victoria como es esta.
La juventud bretona no puede vivir totalmente en su lengua, y que dada día hacen más propia y enraizan más en sus corazones. Como ya hemos visto en Infoasturies, aún no pueden presentarse en todas las pruebas de acceso a la universidad en su lengua, a riesgo de que sean evaluados pobremente por maestros que no están preparados para respetar ese modelo educativos. Al igual que en Asturies, donde nuestra lengua no es oficial y no tenemos la posibilidad de llegar a niveles educativos superiores usando como herramienta nuestra voz.
Mientras en Breizh y en Asturies no tengamos derecho a hablar por nosotros, estaremos ahogados.
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