En menos de 7 días, un delfín y una osa mueren en Asturies por la despreocupación del «Principado» por nuestra fauna. No existe ningún protocolo de actuación para estos casos y a los únicos expertos en recuperación de fauna marina, el CEPESMA, se les ha retirado toda ayuda
Los dos animales han pasado hasta días agonizando publicamente sin que la anhelada intervención de los expertos que podrían salvarlos llegara a tiempo.
El caso del delfín de Llanes se ha hecho viral por los tres días que pasó dando vueltas perdida por el Puerto sin que nadie fuese capaz a salvarla. Las redes se llenaron de peticiones de intervención, pero no hubo respuesta y desde el «Principado» no enviaron a los expertos que podrían haberla ayudado. Sin embargo, este no ha sido el primer delfín del año, mismamente en julio han muerto cuatro en las costas asturianas en menos de 48 horas. La labor de recoger, cuidar y devolver al mar cuando fuera posible estos animales ha sido durante años una prioridad para la Coordinadora para el Estudio y Proteción de las Especies Marinas (Cepesma), que a través de su Red de Varamientos atendía y salvaba a los animales que quedaran varados en la costa, pero esta red lleva dos años inoperativa por la retirada de fondos del gobierno del «Principado», por lo que en este momento la fauna marina está desprotegida completamente, sin que funcione en Asturies ningún centro de recuperación de animales marinos, sin que se cuente con personal formado ni medios adecuados para este tipo de atención.
La gravedad del caso de la osa estriba en la situación de peligro en la que se encuentra esta especie, en la que se están invirtiendo millones, teoricamente para su recuperación. La muerte de un ejemplar de hembra en edad fértil es una pérdida descomunal.
Desde que a las once de la mañana se recibió el aviso de la presencia de un oso pardo herido en una carretera del centro de Asturies, en Proaza, hasta su muerte, camino de un veterinario, pasaron cerca de seis horas en las que no se puso en marcha el protocolo de actuación para ponerla a salvo, sencillamente porque no existe. La zona donde apareció forma parte de una de las más importantes áreas de reproducción osera de la Cordillera Cantábrica, por lo que debería existir un equipo de expertos preparados para actuar en estos casos. No lo hay. Asturies no tiene la más mínima infraestructura para atender estos casos. La osa ha muerto en la ambulancia, tres de ser capturada con anestesia y trasladada en una ambulancia, camino de Uviéu. La anestesia ha sido demasiado para un cuerpo ya débil, pero de haber llegado a la clínica tampoco contaría con las instalaciones adecuadas para su cura y mucho menos para su recuperación posterior.
A estos casos podemos sumar la muertes por abandono de los últimos gallos monteses y las muertes intencionadas de lobos y jabalies para acabar de dibujar la lamentable situación de la fauna asturiana. El «Principado» no se plantea construir un centro de recuperación de animales, ni marinos ni terrestres. Los habitantes de Asturies, ya sean personas o animales, son su última prioridad.
Llucía F. Marqués
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