Del Facebook de Daniel Cueli Cantó
El calendario occidental actual se apoya en la tradición católica y fija el fin de año el 31 de noviembre. En cambio, en los pueblos de Asturies la gente más viejo todavía mantiene una cosmovisión muy similar al tiempo de sus antepasados, con una manera de percibir y una forma de vivir que se insertan en el que hoy llamamos cultura tradicional asturiana, una cultura fundamentalmente rural que se ha mantenido casi intacta a lo largo el tiempo… y eso incluye un calendario diferente
Sí, pese a que esa tradición católica ha venido imponiéndose desde siglos, en muchos casos a la fuerza, el verdadero calendario en el mundo rural asturiano es el de origen pagano, en el que el año acaba el 31 de octubre coincidiendo con el Samahin celta, festividad que ha sido cristianizada como Día de Todos los Santos o Difuntos (en realidad son dos días distintos) y transformada también en el Halloween.
El ganado ya se ha bajado de la montaña, ha acabado la temporada de cosecha y estamos recogiendo los últimos frutos que aportan los árboles… porque la tierra se vuelve yermo. Los días menguan y las noches crecen… hemos salido del tiempo de la luz y entramos en el de la oscuridad.
Eso es, por lo menos, lo que todavía “respiro” cuando salgo a callejear por los pueblos de Asturies: que ese calendario antiguo, mucho más viejo que el que nos rige hoy en día y que en realidad sólo vale para quienes viven en la ciudad, sigue vivo, sobre todo entre la gente más viejo, que al fin y al cabo es quien todavía mantiene el poso de nuestra tradición, la esencia de lo que somos y de lo que algunos queremos seguir siendo.
Así que… ¡feliz año nuevo!.
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