Cuesta creer que sea cien por cien casual la pérdida de más de 106.000 habitantes en un país tan pequeño como Asturies, en menos de medio siglo y mientras la población crece en todo el estado
Genocidio es, sigún la RAE, la extinción sistemática de un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. Las Naciones Unidas recogen, además, el concepto de Genocidio Cultural, referido a «Cualquier acción que tiene el objetivo o efecto privar a un pueblo de su integridad como pueblo diferente, de su valores culturales o identidades, cualquier acción que tiene el objetivo de desposeerlos de su tierras, territorios o recursos, cualquier forma de traslado de población que tiene el efecto de violar o menoscabar cualquiera de sus derechos, cualquier forma de asimilación o integración por otras culturas o modos de vida impuestos a ellos por medidas legales o administrativas, entre otras y finalmente, cualquier forma de propaganda dirigida contra ellos.
Al leer todo el anterior con Asturies en mente vienen a la cabeza, en ese orden las siguientes cuestiones: 4.269 asturianos menos en Asturies en solo 6 meses, 24 menos al día; obstaculos para la utilización de la lengua propia, ataques a la música del país y dificultades extremas para mantener vida en los pueblos y con ello los valores culturales rurales y su identidad, pérdida de capacidad económica que deriva en la pérdida de tierras y recursos, una tasa de movilidad de más del 8%, con un asturiano emigrando cada media hora. En la cuestión de la asimilación o integración por otras culturas o modos de vida vienen a la cabeza buena cantidad de imágenes, ferias de abril , toreros y black fridays incluidos y ¿cómo olvidar las declaraciones propagandísticas poco menos que diarias negando, ridiculizando o atacando nuestra cultura, lengua e identidad?.
Por supuesto, es un genocidio sutil, amable, como les gusta decir, un deshilachar constante del tejido social asturiano, una sangría debilitante. El dato del día son los 4.269 asturianos menos que viven en Asturies; 1.035 de ellos han sido «sustituidos» gracias a la inmigración. Falta poco para bajar del millón y el «Principado» continúa sin plantear ninguna medida para frenar el envejecimiento y la fuga. Desaparecemos.
Llucía F. Marqués
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