Asturcopper cierra su planta en Llugones (Sieru) por no la considerar «un punto estratégico en su esquema empresarial» y por ser «poco competitiva». El ochenta por ciento de la plantilla acepta ser recolocada en Córdoba o Vitoria. Los trabajadores están encantados: han cobrado el despido máximo, siguen con trabajo, llegan incluso a decir que comprenden a la empresa
Así se escribe la historia contemporanea de Asturies: pequeñas desapariciones que nos lleven a la desaparición general, decenas de familias que abandonen Asturies por fuerza mayor y que probablemente no volverán. O volverán, ellos o sus hijos, después de perder costumbres, la lengua, las raíces. Dentro de la calamidad diaria los trabajadores de la planta de Asturcopper Sieru se consideran unos afortunados, sencillamente por que no un han quedado en la calle: solo se verán forzados a dejar el país.
La factoría de hilo de cobre es un ejemplo nada más, pero uno que evidencia hasta que extremo la clase obrera asturiana tiene interiorizados los valores de empresa, anteponiendo la máxima rentabilidad económica a su propios intereses, ignorando completamente cualquier destello del concepto de rentabilidad social. Y hasta que punto se tiene asumido lo inaceptable: ante las usuales practicas de despido sin miramiento ni pago, una empresa que sencillamente cumple la ley parece una fantástica excepción. La emigración ya está tan integrada en la sociedad asturiana que marchar se considera un mal menor.
Seguimos camino del millón; y bajando.
Llucía F. Marqués
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