Para muchos, las palabras de Javier Fernández «encomiando la labor de la Brigada de Rescate» son una tomadura de pelo y el ofrecimiento de un premio Princesa, una ofensa
«Volver a abrir todas las minas en Asturies, ya que mucha gente ha quedado en la calle con familia a su cargo. Ese sería el mayor reconocimiento». Con ese sencillo texto se pide el apoyo a los mineros en la página Change.org, replicando con ello a la petición que desde España se ha extendido estos días por el mismo medio, reclamando la concesión del premio Princesa para la Brigada, contraponiéndose a esta y recogiendo el clamor popular: no quieren un premio que representa todo lo que ha hundido la mina, quieren la reapertura de las minas y recuperar su puestos de trabajo.
En las labores de rescate del cuerpo del niño, que ha valido para tener en vilo a todo el estado dos semanas, los mineros han mostrado cuales son su valores: no dejar a nadie atrás, no rendirse, darlo todo y mantenerse al margen del circo mediático. Los mismos valores que han mostrado siempre en su trabajo y en las barricadas, huelgas y kilométricas marchas.
Cuando luchaban por el futuro de un país eran terroristas, ahora que han acabado con ellos, recién cerrada la última mina, los quieren hacer unos heroes. Los mismos que han firmado el cierre de los pozos prometen ahora la continuidad de la Brigada Minera de Rescate, una limosna para no quedar tan mal. Cosas de «El Mudu».
Nuria Prendes
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