Aviones de papel

  • 22 julio, 2019

«Niños que pueden fascinarse viendo demostraciones aérees espectaculares de aviones de verdad, que hasta dejan unas estelas de humo encarnadas y amarillas que no adoctrinan ni nada de eso, como sí lo hacen los nacionalistas periféricos cuando utilizan los colores representativos de sus lugares»

Lluis de Turiellos

Tomado del Blog «El Xanu’l Caborniu»

Me acuerdo cuando de niños hacíamos aviones de papel. Despues, a veces, les echábamos aliento en la pica -nunca supe muy bien para qué- y los tirábamos a volar. Algunos caían seguidamente pica abajo. Pero otros se mantenían en el aire, e iban planeando hasta posarse en suelo despacio. Estos últimos eran, evidentemente, los que nos gustaban y nos esmerábamos en conseguir en que aguantaran en el aire.

Podía ocurrir también, esta vez como algo bastante raro que acaeciera, que oyéramos ruido en cielo y entonces mirábamos para alla arriba y veíamos pasar una avioneta o un helicóptero. Quedábamos entonces abobados mirando para ellos, porque iba a ser difícil volver a verlos en mucho tiempo. Y mientras y no llegaba otro avistamiento, bien que nos divertía el famoso madreñoxiru de Primo, que aparte de volar tamien navegaba, recontra…

Pero los tiempos cambian una barbaridad. No sé yo si hoy en día los chiquillos saben hacer aviones de papel, envizcados que andan con tanta pantalla y tanto miriñaque eléctrico. Pero actualmente  no solo se ven a veces avionetas o helicópteros en cielo. Desde hace unos cuantos años se han puesto de moda las exhibiciones de aviación militar en algunos sitios. A mi me ha tocado una vez una de ellas donde vivo y te estremecías con ella. El ruido era ensordecedor y temblaban los cristales de la casa. No me gustó ni gota la cosa, para decir verdad. Y no me pondré a hacer una disertación antimilitarista ni nada de eso, no. Simplemente considero que nuestras ciudades, villas y pueblos no son un sitio apropiado para esos actos y punto.

En resumidas cuentas, la zancada que hemos dado en unas décadas ha sido grande. De aqueños niños que hacíamos aviones de papel y veíamos muy de tarde en tarde en el cielo a alguna avioneta o helicóptero, hemos pasado a otros niños que pueden fascinarse viendo demostraciones aéreas espectaculares de aviones de verdad, que hasta dejan unas estelas de humo encarnadas y amarillas que no adoctrinan ni nada de eso, como sí lo hacen los nacionalistas periféricos cuando usan los colores representativos de sus lugares.

Pero seré sincero. Si me ponen a escoger entre aquellos aviones de papel que componíamos en mis tiempos de niño y los espectáculos aereos a los que llevan a miles de chiquillos de hoy, me quedo con mis tiempos. Y ello, a raíz de que pueda dejar llevarme por sentimentalismos de otras eras, porque opino que aquellos aviones de papel nos ayudában  a desarrollar dos cualidades con las que, quizá, los reales de combate no puedan competir: La Creatividad y La Imaginación. Escritas así con mayúsculas, como se escriben los nombres de las cosas importantes.

Esta obra está licenciada bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies. ACEPTAR

Aviso de cookies