En sus declaraciones posteriores ha acusado el acto de ser sectarista «porque promueve a las escritores y no a los escritores» y ha reconocido que la falta de Oficialidad es una cuestión esclusivamente política y no lingüística, al afirmar que «están utilizando unos espacios aquí en la Junta para dar un talante político a un acto istitucional»
En su intervención, la vicepresidenta de la Academia la Llingua, recordó que aún hay mucho que revindicar y que anhela que sea libre la utilización del asturiano «en todas las situaciones públicas, privadas y en la Junta del «Principado»».
No sabemos si ha sido la mención de la palabra reivindicar o el concepto derecho, implícito en sus palabras, lo que ha ofendido a la diputada de Vox forzándola a abandonar sala, aunque intuyo que el hecho mismo de que hablara en asturiano fue suficiente para que se sintiera atacada. Ya antes de que Marta Morí abriera la boca, a Sara le escocía la existencia de una vicepresidenta de una Academia de la Llingua Asturiana que, desde hace 39 años, imposibilita seguir diciendo que el asturiano no es una lengua sin quedar en ridículo.
Le ha molestado el hecho mismo de que el asturiano exista, de que Asturies respire, que los asturianos estemos aquí y que la tengamos desvergüenza de hacernos oir -que osadía- en la sede misma de una institución que consideran parte su sistema. No hay duda que se ha sentido amenazada. Tiene motivos para ello: la existencia de personas que defiendan la cultura, la identidad y las libertades choca de frente con su visión de esa España cañí, colonialista y dictatorial a laque tanto cariño tienen en su partido.
Que marche, si, pero que cierre la puerta al salir.
Llucía F. Marqués
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