Si a veces os aburrís o sentis que no hay porque luchar, os propongo un experimento: buscad en Google “Asturies pierde” y escoger tema
Tecleo en Google “Asturies pierde” y saltan noticias como si fueran caracoles en dia de lluvia. Asturies pierde 12 habitantes al día -lo que viene a ser, 84 a la semana, uno cada dos horas, 360 al mes, para que nos quede claro- ; Asturies pierde 20.000 trabajadores en un año por su marcha a otras regiones (El Comercio, 6 de Octubre); Asturies pierde otros 5.574 habitantes en un año (LNE, 11 de Abril); Asturies pierde casi 2000 votantes en 7 meses (La Voz de Asturias, 26 de Septiembre); Asturies pierde competitividad, queda a nivel de Córcega (8 Octubre, La Voz de Asturias); Asturies pierde 29 bibliotecas entre 2016 y 2018 (La Vanguardia, 16 de Noviembre); Asturies pierde el 53% de las explotaciones bovinas (La Gaceta del Gourmet, 31 de Noviembre); El Aeropuerto de Asturies pierde el 20% de usuarios en un año, Asturies pierde 35 comercios al mes en el último año, pierde la exclusividad de la botella verdi de sidra, pierde su últimas minas, pierde 755 pueblos, pierde trabajadores extranjeros, pierde en la negociación de las cuotas pesqueras, pierde más de 10.000 autónomos en un año, pierde posiciones en innovación, pierde 38 unidades de infantil y primaria, pierde un escaño… Son todas noticias de este año, con datos contrastados por organismos como el INE, el Sadei y otro semejantes.
Cada una de estas noticias ha sido recibida por un número indeterminado, pero alto, de asturianos que se han encogido de hombros con desgana y murmurando “Ye lo que hay”, agradeciendo en el fondo que aún no les ha tocado a ellos y al tiempo -aquí viene lo grave- asumiendo que antes o después les tocará la desgracia, pero que no pueden hacer nada para evitarla, como si en lugar de hablar de consecuencias directas de políticas concretas cambiables- estuviéramos hablando del inexorable movimiento de los astros celestes.
Yo pertenezco al escaso porcentaje al que se le retuercen las tripas y se les remueven las manos y el cerebro a la busqueda de culpables y soluciones. Entonces es cuando despierta en mí esa teórica de la conspiración que tantas miradas condescendientes provoca “¿de verdad todo esto puede ser casual? y si no un lo es ¿hay a quien le pueda interesar que Asturies pierda soberanía energética, económica, alimentaria y política?” dejo la pregunta en el aire.
En lo más fondo, lo que más me preocupa de todo es que Asturies pierde capacidad de reaccionar ante todo lo que pierde y pierde asturianos con ganas de luchar por ella. Quienes quedamos tendremos que luchar el doble.
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