El saldo vegetativo, negativo hace 35 años, recoge 7.742 asturianos menos, que se suman a las 5.300 personas menos viviendo en Asturies por el saldo migratorio. En el mismo año, la población española registra su mayor crecimiento desde el 2008
Los datos relativos a la variación vegetativa de la población -ello es, a la diferencia entre nacimientos y muertes en un año- se recogen en Asturies desde el año 1.966. En esa fecha el saldo era claramente positivo y así ha seguido siendo durante 16 años, aunque con grandes disimilitudes, pasando de un saldo positivo de +7.10 por mil hasta el + 0’4 en el 1.984, alcanzando datos negativos por primera vez con los -0’27 del año 1.985. Desde entonces, ni un solo año en positivo, hasta llegar a la cifra del 2.019, la peor desde que se registran datos.
Asturies lleva cerca de una década con la tasa de mortalidad más alta del estado, con 12’92 defunciones por cada mil habitantes el último año, y la tasa de nacimiento más baja, de nada más 5’3, ello es, con un saldo de -7’62 por mil, cifra que cuadra perfectamente con la pérdida de 7.742 asturianos. Son datos de la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales (Sadei) donde se recoge que en 2019 se han contabilizado en el país 5.264 nacimientos y 13.006 defunciones.
A esta caida hay que sumar un saldo migratorio también negativo del 5’2 que se traduce en más de 5.300 personas menos viviendo en Asturies por esta razón. Un total de cerca de 13.000 menos que nos acercan paso a paso a bajar del millón y que evidencian la progresiva desaparición de nuestro pueblo, justificando las voces que hablan del Genocidio Asturiano.
Nuria Prendes
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