Voluntarios acreditados o empresas autorizadas continúan con el trampeo para capturar el mayor número posible de reinas de velutinas, pero la menor presencia humana impide la localización de nidos y facilita su difusión
Este año es especialmente complicado el control de las colmenas que pudiera haber en bosques o alta montaña, donde la presencia humana ha bajado radicalmente, y es precisamente ahora cuando se dejan ver las consecuencias de la lentitud con la que se reaccionó a esta plaga. En el 2016 llegaron las noticias de las primeras poblaciones de velutina por el Occidente asturiano desde Galicia. Las medidas tardaron en tomárse y no han sido efectivas, registrándose el año pasado esperas de más de 100 días para proceder a la retirada de nidos localizados. Esta especie invasora, que ha entró desde Galicia en torno al año 2016, se extiende con rapidez y su alimentación a base de abejas pone en peligro, no solo los enjambres, sino la propia agricultura, ya que más del 60% de los cultivos dependen de ellas para su polinización.
Ayer se cazaron más de 4.000 reinas de avispa velutina nada más en los concejos de Belmonte y Candamo, otros mil en Cangues y más de 1.800 en Tineo; a inicios de mes Grau superó las 3.000 capturas, unos datos que dan idea de la descomunal difusión que está teniendo esta plaga en Asturies.
Las acciones encaminadas a acabar con ellas dependen aún de la colaboración ciudadana y de los voluntarios que, previa acreditación, salen a atender trampas (en este momento, teniendo que cuidar además todas las medidas de seguridad impuestas por el coronavirus).
La revisión primaveral de las trampas se hace cada 15 días y está encontrándose en ellas un altísimo indice de reinas. De no bajar el ritmo, se plantea la ampliación de la temporada primaveral -época de gran importancia por ser fechas en las que las nuevas reinas crean su enjambres- a lo largo todo el mes de Mayo.
Vitor Corte
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