Los varamientos disminuyeron durante el confinamiento, mientras se incrementaban los avistamientos, pero han vuelto a aparecer una vez se han retomado las actividades pesqueras
Un roncual varaba el fin de semana en la playa de Arra, en Ribeseya, y otra veintena de calderones aparecía en la tarde de ayer en la de Morís, en Carreño
Un roncual norteño, de 7,8 metros de longitud y dos toneladas de peso, ha aparecido en la playa de Arra el pasado viernes, siendo el primer varamiento de un ejemplar de esta especie en el Cantábrico, según ha informado el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. La presencia de este animal, en peligro de desaparición, es más común en las zonas templadas del hemisferio sur.
Ayer tarde la tragedia ha sido aún mayor, al varar nada menos que veinte calderones en la playa de Morís, en Carreño. Las labores de rescate se han alargado hasta la noche, pero aun que se les llevaba mar adentro volvían a varar, por lo que el pronóstico no es bueno. Este es también el primer caso, por lo menos en los últimos 30 años, de varamientos masivos de calderones en Asturies.
Aunque aún no hay datos sobre las causas de estos varamientos y la posible implicación de la actividad humana en ellos, si que se comprueba un aumento de los casos desde el reinicio de las labores tras el confinamiento. Precisamente la semana pasada habían sido avistados barcos franceses faenando con arrastres en la costa asturiana, sin que se pueda por ahora vincular su actividad a estos lamentables hechos.
Nuria Prendes
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