Un año más vuelve octubre, y otro año más vuelve a quedar en el olvido institucional y académico aquel Ochobre en el que los nuestros lucharon por la libertad; no ha pasado tanto tiempo como para que sea posible que tanto dolor y valentía sean olvidados
86 años son pocos para olvidar, apenas una vida pero son suficientes para que los vencedores reescribieran la historia a su gusto y eliminasen lo que les pareciera incómodo o peligroso. Si se puede, no se habla de ello, y si se hace, se da a entender que fue una revolución espontanea de trabajadores hambrientos, llamada a fracasar desde su inicio.
Se olvida intencionadamente que la Revolución de Ochobre del 34 supuso para el pueblo trabajador asturiano, además de una demostración impresionante de valentía, un largo y meticuloso esfuerzo de planificación organizativa, política y militar. Sólo así ha sido posible que en aquellos días entre 30.000 y 50.000 asturianas y asturianos armados defendieran un objetivo común y claro: poner en marcha de inmediato un nuevo modelo social apoyado en una Asturies socialista y soberana y librarse de España, de su República y de su sistema político y económico que, pese a todas las promesas, mantenía los privilegios de los de siempre. El movimiento obrero asturiano tenía claro que no podía aspirar a vivir libre y dignamente si Asturies seguía sometida a la monarquía española, o a una dictadura militar como la de Oprimo Rivera, o a una República española comu la Segunda. Por tanto, apostó por hacer soberano al Pueblo Asturiano y asumió Asturies como marco específico de actuación. En esos días nació la que se llamaría República Independiente de Obreros y Campesinos de Asturies, proclamada por las bases obreras, al margen de las organizaciones políticas españolas, y defendida por el Tercer Comité Revolucionario, presidido por Berlarmino Tomás. Aún así, la lucha fue larga, el enemigo se multiplicó y el Pueblo Asturiano fue incapaz de resistir fuerza con la que, primero la II República Española y luego el fascismo se ensañaron con Asturies.
Desde que aquella derrota y la salvaje represión posterior el pueblo asturiano viene siendo castigado durante ocho largas décadas. Los asturianos padecen un recorte continuo de derechos y un bombardeo inmisericorde a su autoestima que devienen en un sentimiento de inferioridad y derrotismo con el que los asturianos viven marcados y de los que es difícil escapar. El asturiano medio asume el odio hacia lo propio y se siente por tanto avergonzado, llegando en muchos casos a sentir autoodio y renegar de su raíces. Porque ¿Qué explica, si no un es el odio hacia lo asturiano, la prohibición misma de algo tan elemental como una lengua? ¿Porqué sinó se nos priva del orgullo de conocer y estudiar a nuestros héroes? ¿Que otra disculpa hay para la implementación, década tras década, de medidas políticas y económicas contrarias a cualquier lógica, si no es la de que rompan el tejido socioeconómico del país?.
La recuperación de la Memoria Histórica Asturiana es imprescindible para devolver al Pueblo Asturiano a la época en que fue valiente, capaz de luchar y sobre todo, seguro de si mismo y de su propia identidad. vuelve Octubre y no olvidamos, no queremos olvidar.
Sabemos quienes fueron, quienes fuimos, quienes somos. No nos rendimos.
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