Trataré de hacer traducción de las pocas palabras del Presidente en lo que respecta a lengua y oficialidad
Las declaraciones de Adrián Barbón al respecto del asturiano en la primera sesión del Debate de Orientación Política se han limitado a mencionar que «Asturies debe estar orgullosa de su cultura» y, pidiendo no se dejar llevar por provocaciones, «buscar un consenso transversal sobre el modelo de oficialidad que más adelante se pueda trasladar al Estatuto de Autonomía». La frase, por mucho que Xose Antón González Riaño, presidente de la Academia la Llingua Asturiana quiera interpretar como «avanzar sin rodeos hacia la oficialidad», tiene poco de avanzar y mucho de dar rodeos.
Para empezar, los derechos no se alcanzan por consenso, de ser así tendríamos aún a media América perdida en debates cruzados sobre la conveniencia y manera de abolir esclavitud. Los derechos se defienden, se exigen y se reconocen. Para seguir, tenemos la falacia del «modelo de oficialidad». La oficialidad es o no es, hablamos de un concepto legal nítido y que implica unos derechos concretos y claros, pero aquí quieren vendernos una oficialidad «amable», cabizbaja y que no estorbe mucho; tornando al ejemplo anterior, que dejaran de llamarnos esclavos pero que sigamos haciéndole la cama al señorito. Seguimos: «que más adelante» ¿y por qué no de inmediato? ¿A qué viene alargar más esta agonía?; pero atención, que lo mejor viene ahora «al Estatuto de Autonomía». Dejando a un lado el hecho de que el Estatuto que padecemos, impuesto y no votado, es una lápida que llevamos a cuestas los asturianos, si dejamos reformar el Estatuto para «más adelante» ¿De qué estábamos hablando? ¿Dónde y cómo piensa aplicar inicialmente esta oficialidad discreta si lo del Estatuto lo deja directamente en el aire?.
Por otro lado, la cultura y quiero creer que aquí habla no solo de la lengua, si no del muy olvidado pero copioso patrimonio cultural, arquitectónico, etnográfico, musical y artístico en general del país, no se mantiene solo con orgullo a secas. Se mantiene con esfuerzo, apoyo e inversiones, pero eso queda también para otro día.
Propongo una traducción sencilla de las palabras de Barbón: «Iremos yendo a pedir permiso para empezar a hablar sobre como y donde nos dejan los amos hablar asturiano y cuando nos dejen, si es que nos dejan, empezamos a mirar si en un futuro lo hacemos legal, pero sin prisa, eh, que no queremos estorbar».
Y no nos olvidemos lo de no replicar a las provocaciones de los matones del patio, la cabeza baja como norma, a no un ser para las fotos.
Llucía F. Marqués
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