En el 2017 la llave de la negociación estuvo en manos de Podemos; pero para ellos la Oficialidad no fue prioritaria y se firmaron los presupuestos del 2018 sin que llegara ni siquiera a tratarse el tema. Tampoco apareció la Oficialidad en los pactos para sacar adelante los sucesivos presupuestos, a pesar de que se plantearon otras exigencias para que fueran aceptados. Por fin en el 2020 la oficialidad del asturiano aparece como condición indispensable para la negociación… pero no su aprobación, sino todo lo contrario. Ciudadanos ha conseguido del «Gobierno más favorable a la oficialidad de la historia», como muchos lo llamaron durante las elecciones, el compromiso de no tratar siquiera el tema durante todo el año entrante.
Al menos la sinceridad del Gobierno de Barbón es, por una vez, encomiable, tanto como la fidelidad de Cs a sus principios; para ellos el tema lingüístico fue tan importante como para convertirlo en un Sine qua non, algo que jamás hicieron quienes dijeron estar a favor del asturiano (leamos aquí Podemos y el recién estrenado PSOE-pro-asturiano). Una podría ser mal pensada e interpretar todo el asunto como una astuta maniobra del FSA-PSOE para quitarse de en medio a los oficialistas después de décadas de infructuosos intentos de acabar con ellos -incluyendo, como recientemente hemos sabido, extorsiones directas a medios de comunicación de carácter estatal-. Imagínense, en lugar de luchar contra una causa finges adherirte mágicamente a ella, contradiciendo todo lo que has hecho o dicho hasta entonces, los seguidores de esa causa te creen y te votan en masa, anuncias que «no está en tu mano» -como tantas cosas que no lo están, salvarnos de una pandemia cerrando fronteras, por ejemplo- y a partir de ahi lanzas un caramelito esporádico en forma de minuto de discurso o palabrita al aire, para amansar a las fieras. Estoy solo imaginando, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Todos sabemos que en el fondo, allá muy en el fondo, Barbón es favorable a la Oficialidád y nunca la vendería por un quítame de ahí ese veto, lucharía por ella y no renunciaría a cualquier oportunidad de dar pasos en su dirección…
Ah… ¿Que acaba de prometer que el próximo año no se hablará siquiera del tema? ¿Que renuncia a ello pública y explicitamente, a petición de Ciudadanos¿ ¿Para qué? ¿para conseguir que Ciudadanos firme los presupuestos? entonces… ¿eso podía hacerse? ¿Podía utilizarse la negociación para conseguir un compromiso lingüístico? vaya… ¿Quién lo hubiera pensado?. Los partidos españoles que teóricamente defienden el asturiano no, desde luego. Ojalá Asturies tuviera en su gobierno defensores tan empecinados como detractores tiene, otro gallo nos cantaría.
Llucía F. Marqués
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