Declaraciones de Diego Morís, portavoz de la sección laboral de Andecha Astur
Dice usted que “No podemos permitir que el Covid enmascare el proceso de desindustrialización y la presión patronal”. ¿A que desindustrialización se refiere?

A la de Asturies, un proceso que lleva décadas en marcha pero que se está acelerando en los últimos tiempos. El reciente cierre patronal de Arcelor, mandando a casa 320 trabajadores ha sido un aviso de lo que está por venir, los 60 despidos de Vauste, los 110 despidos planteados por Imasa, el cierre de Alcoa,  o la situación a la que están llevando a EHBI cara a su extinción, son expresiones del aceleramiento del proceso de desindustrialización que se viene aplicando en Asturies, y que ahora mismo, con la prioridad social e informativa del Covid están dejándose en un segundo plano.

¿Cuál es el papel del «Principado» en esta situación?

El de cómplice silencioso que mira para otro lado y desvía la atención. En ese sentido, es injustificable la indiferencia e incapacidad del “Principado” que no solo es cómplice de las políticas del Estado español para Asturies, son responsables de la destrucción del tejido socio-económico asturiano, sino también de un modelo de explotación laboral que subvenciona, pero que no  regula ni controla.

Lo preguntaré de otra manera. ¿Cuál debería ser el papel del «Principado» en esta situación?

Desde el gobierno de Asturies debería defenderse sin ambages la industria asturiana y los derechos laborales de los asturianos, debía regular y controlar efectivamente el mercado laboral. En varios de los conflictos que mencioné ha una implicación directa del «Principado»,  pero no a favor de los trabajadores.

Desde Andecha Astur consideramos que la situación generada por la pandemia no es disculpa para consentir este desmantelamiento y hacemos un llamamiento a la defensa del puesto de trabajo y de unas condiciones laborales dignas, y exigimos al “Principado” que asuma sus responsabilidades y la defensa de la industria asturiana y a sus trabajadores, por encima de su endémica sumisión a los mandatos del gobierno central.

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