Desde mi punto de vista, rotundamente sí. En mi opinión se trata de una necesidad imperiosa, y el hecho de no hacerlo constituye una seria amenaza para el futuro del país.
Sé perfectamente que muchas personas están en contra. Yo voy a explicar los motivos por los que lo considero tan fundamental
Fernando Nicolás Velasco
1. Evitar los localismos. Esta es la mayor lacra a la que nos enfrentamos los asturianos. Conceyos tirando para lo suyo y tratando de perjudicar, en los casos más drásticos, a otros. Rompiendo Asturies desde dentro.
2. Sinergias. En los aspectos sociales, dos y dos no son cuatro. Son cinco o seis. Se evitarían muchas duplicidades y se aunarían esfuerzos. Habría asimismo más posibilidades de retener el talento.
3. Tener peso específico. Sería una de las mayores ciudades del estado y del sur de Europa. Esto otorgaría nuevas posibilidades.
4. Ser un centro de atracción. Se podría atraer talento externo. Se podrían captar inversiones que ayudaran a Asturies a poner en marcha sus propios proyectos. La universidad contaría con más investigadores para aumentar el avance tecnológico, que debe ser la base del sector económico asturiano.
5. Ser una ciudad con nombre propio en Europa y el mundo. El simple hecho de ser puesto en el mapa internacional haría aumentar la autoestima de los asturianos y de su valoración del país.
Pero, por supuesto, todo esto no significa de ninguna manera el abandono del mundo “rural” en pro del crecimiento más o menos desenfrenado de la ciudad. Asturies presenta unas peculiaridades orográficas que dificultan en gran medida el acercamiento de los pueblos más remotos. Sin embargo, existen maneras de paliar estos problemas. Se pueden diseñar políticas económicas que fomenten el bienestar de los asturianos y las asturianas que viven en estos lugares, mejorando las vías de comunicación y apoyando el establecimiento de pequeñas empresas de alta tecnología. U otras que aprovechen los recursos naturales garantizando plenamente la sostenibilidad y recuperación de esos entornos.
Esta “gran ciudad” no debe ejercer de ninguna manera una centralidad fagocitadora, como observamos que sucede hoy en día con otras grandes urbes. Ni necesariamente debe estar en ella la capitalidad administrativa del país. Debe ser el catalizador que impulse reacciones de prosperidad para el conjunto de Asturies. Obviamente, a todos los niveles de organización social, hay que decir claramente NO! Al centralismo.
Pero para llevar a cabo este proyecto, es primordial volver al punto 1 de mis consideraciones. Asturies tiene la obligación moral de desterrar los localismos. Nosotros, el conjunto de la ciudadanía asturiana, debe actuar como un solo músculo. Debe pensar en Asturies y olvidar esa visión simplista centrada en su localidad. Las luchas intestinas, estériles entre hermanos, solo conducen a la autodestrucción.
Si queremos crecer, ocupar nuestro merecido lugar en el mundo, mejorar nuestras condiciones de vida para así poder ayudar a los más desfavorecidos, y no disolver nuestra esencia y nuestra identidad en la de otros, tenemos que esforzarnos por ser nosotros mismos. Y este esfuerzo no es gratis, ni podemos pretender, los ciudadanos y ciudadanas, que nadie nos lo regale. Los políticos centrales no lo hacen, ni entra en sus planes hacerlo en el futuro. Tenemos que ayudar a nuestros políticos a conseguirlo. A aquellos de nuestros políticos que creen en Asturies. Y créanme, por desgracia, hoy en día hay muchos políticos y políticas en nuestro país que no creen en, ni quieren a, Asturies.
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