La nula competitividad fiscal, que nos sitúa en el puesto 18 de 19, junto con la falta de infraestructuras adecuadas, provoca la fuga de empresas y profesionales en busca de un entorno más amigable
Asturies es el territorio que más puestos bajó en los últimos doce años, bajando durante el 2019 del puesto Asturies vuelve a situarse en el penúltimo puesto en el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal (IACF) de 2020, publicación de la Fundación para el Avance de la Libertad (Fundalib) junto a la Tax Foundation de Estados Unidos, que tiene en cuenta los tramos autonómicos de los grandes impuestos, los tributos cedidos íntegramente a las comunidades, la especificidad canaria y la de los regímenes forales y los impuestos adicionales establecidos por cada comunidad autónoma.
Este índice, publicado por vez primera en 2017, es un buen indicador de la capacidad de un territorio para competir fiscalmente y así retener y atraer empresas y profesionales, generando por tanto actividad económica y empleo. Asturies se mantiene en el puesto número 18 de 19, al que cayó en el año 2019, con solo Catalunya por detrás y obteniendo una calificación de 5’18 sobre diez. El tributo sobre los híper fue determinante a la hora de bajar este último puesto.
Asturies está entre las economías menos competitivas a nivel de IRPF, impuestos de transmisiones, impuestos propios y de hidrocarburos, destacando su mala nota en impuesto de sucesiones, mientras que se mantiene en un puesto intermedio/bajo en el impuesto de patrimonio. La falta de infraestructuras, incluyendo el cargo extra para entrar y salir de Asturies que impone el Güerna, se suma a la falta de competitividad fiscal a la hora de calcular la pésima situación de Asturies en lo que respecta a competitividad global y capacidad de atracción de inversiones.
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