El sector de la hostelería considera que las nuevas restricciones aplicadas por el Gobierno del Principado a su sector vuelven a ser fruto de la improvisación. De hecho, no parece haber planificación alguna en el sistema de esperar al fin de las disposiciones tomadas en diciembre para reunirse y valorar las que se impondrán en enero, ni en pedir propuestas a los hosteleros a posteriori de la toma de decisiones

Adrián Barbón ha esperado al mismo día en el que anunciaba las nuevas restricciones para pedir al colectivo de hosteleros sus propuestas, sin tiempo para ser escuchadas ni debatidas, algo que desde el sector se considera una pantomima con la que el presidente trata de dar una imagen abierta y cercana, pero sin ninguna intención de escuchar realmente a los afectados ni valorar sus propuestas.

Desde la Plataforma Hostelería con Conciencia, ante la posibilidad de que llegaran limitaciones de este tipo tras las fiestas navideñas, habían desarrollado un plan de contingencia que contemplaba dos escenarios: un hipotético cierre o restricciones de apertura, valorando las medidas económicas y sociosanitarias que podrían tomarse para aplacar el impacto sobre el sector en ambos supuestos.

Sin embargo, no fueron consultados a tiempo y las nuevas restricciones, según el colectivo Hostelería con Conciencia, obvian las necesidades de todo el sector hostelero, tanto propietarios como trabajadores. Ellos, al contrario de OTEA que defendieron la apertura total a toda costa, defienden la importancia de reducir el contacto social y la movilidad, siempre que esas medidas se apliquen al conjunto de la población «pero estamos hartos y cansados de que estas limitaciones se realicen a costa de un sector plagado de pequeños autónomos y microempresas, mientras al mismo tiempo se producen aglomeraciones en centros comerciales, medios de transporte públicos y privados, centros de trabajo, grandes corporaciones o incontables fiestas privadas». Lo que indican los datos es que las reuniones sociales son el mayor foco de contagio, pero según apuntan, esas reuniones se han mantenido en otros escenarios e incluso se incrementaron durante el cierre de la hostelería. Según declaraciones de Felix Marcos en nombre de la plataforma Hostelería con conciencia  «el presidente guarda silencio y prefiere buscar culpables en la hostelería, facilitando la desaparición y destrucción del pequeño comercio para beneficio de las grandes empresas… Y se siguen autodenominado socialistas y obreros».

Para el caso que nos ocupa, es decir, la reducción de horario hasta las ocho de la tarde, sus reivindicaciones en lo económico incluyen una contraprestación económica mensual equitativa que ayude a los locales más vulnerables, variable en función de la renta y los gastos fijos del local y un plan asturiano de conciliación para autónomos en caso de tener familiares directos en cuarentena o por incapacidades derivadas de la pandemia -al quedar los autónomos excluidos del plan estatal «Mecuida». En cuanto a las medidas sociosanitarias, la principal reclamación que hace el colectivo es la  voluntariedad de cierre acogiéndose a las ayudas ya que para muchos establecimientos este escenario de restricciones hace inviable una apertura.

El plan de contingencia de Hostelería con Conciencia reivindica también la creación de un sistema de desescalada que permita adaptarse a los diferentes tipos de negocio teniendo en cuenta los datos sanitarios y teniendo como referencia el Plan de Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de COVID-19, presentado por el comité interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

Finalmente, recuerdan que en los locales hosteleros se vigila exhaustivamente el cumplimiento de las medidas sanitarias  (distanciamiento, uso de la mascarilla, horarios, etc.) mientras que las reuniones en domicilios que tienen lugar durante el cierre de la hostelería son de difícil control por parte de la autoridad pertinente. Asumen, eso si, la necesidad de aplicar con contundencia las sanciones correspondientes a los locales que incumplen sistemáticamente la normativa.

Llucía F. Marqués

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